Arquitectura y paisaje, el maridaje perfecto en esta bodega diseñada por RCR Arquitectes.
La región vinícola del Empordà cuenta desde hace pocos meses con una bodega de sello Pritzker. El estudio catalán RCR Arquitectes ha sido el encargado de materializar, tras más de 20 años sobre los planos, el nuevo templo del vino para la centenaria firma Perelada. Se trata de un proyecto atemporal que minimiza el impacto sobre el paisaje mediante un volumen semienterrado de lineas depuradas.
Una bodega respetuosa con el entorno
El proceso de elaboración del vino es un arte ancestral que requiere unas características determinadas que garanticen su correcto desarrollo. De hecho, este singular entorno –una baja incidencia de radiación UV, temperatura estable de 5 a 18ºC y una humedad relativa entre el 65% y el 75%- ha desarrollado una tipología arquitectónica propia que ha evolucionado con los siglos.
Mientras que las bodegas tradicionales se regían por criterios funcionales, con el paso de los años hemos visto que esta tipología ha derivado en algunos edificios que priman la estética en un alarde de virtuosismo formal. Aun así, existen bodegas contemporáneas que siguen teniendo en cuenta conceptos proyectuales como la conexión con el entorno histórico y paisajístico.
Un buen ejemplo de la conexión entre arquitectura y paisaje es la nueva bodega Perelada diseñada por RCR Arquitectes. El estudio, premio Pritzker de Arquitectura en 2017, ha materializado un proyecto que se inició a principios de los 2000 cuando la familia Suqué Mateu, responsables de la centenaria firma vinícola Perelada, les encargó su nueva bodega.
RCR diseña un espacio interior que invita al recogimiento
Formalmente, el proyecto propone un volumen semienterrado que aprovecha el desnivel existente en la parcela para actuar como un talud natural. De este modo, la nueva bodega Perelada se percibe como un edificio carente de fachada que cuenta únicamente de una cubierta compuesta de grava. El resultado hace que el edificio se lea en el paisaje como un elemento casi topográfico.
Con una extensión de 17.520 m2, la nueva bodega se organiza mediante un esquema funcional lineal que distribuye de manera ordenada las diferentes zonas. Este diseño ha sido el resultado del minucioso trabajo colaborativo de RCR Arquitectes con el enólogo de Perelada Delfí Sanahuja. Juntos definieron la posición de los 188 depósitos de acero inoxidable donde se produce la fermentación, estabilización y homogeneización, las 4.000 barricas y la zona de almacenaje y expedición de botellas.
Además de los aspectos funcionales, el proyecto ha sido diseñado según estrictos criterios que apuntan hacia una mayor sostenibilidad en construcción. Se estima que el edificio podrá ahorrar un 37% de la energía consumida. Por ello, ha sido la primera bodega europea en recibir la certificación LEED Gold, un galardón que premia aquellos proyectos que reúnen las suficientes características para considerarse sostenibles.
El binomio que potencia la cultura del vino: producción y divulgación
El proyecto de RCR dialoga con la Granja, una infraestructura existente diseñada en 1940 por Adolf Florensa. Este antiguo edificio se ha reformado y ahora complementa el programa funcional de la bodega Perelada con un auditorio, una tienda, una sala de catas y un restaurante.
Con estos espacios se demuestra el doble objetivo del proyecto de RCR. Además de acoger el proceso productivo del vino, la nueva bodega ejerce como un punto de interés enoturístico que ofrece una experiencia inmersiva al visitante.
Bodega Perelada, Paratge la Granja s/n 17491 Peralada (Girona)