Mango Teen abre las puertas a un mundo onírico de la mano de Masquespacio.
La multinacional española Mango ha inaugurado su primera tienda en Barcelona centrada en prendas para niños y niñas de 11 a 13 años. Para su diseño ha confiado en el estudio creativo Masquespacio, que ha sabido conferirle al nuevo espacio el aspecto experiencial e interactivo solicitado por Mango.
Mango presenta su primera tienda enfocada al público más joven
La firma catalana Mango no ha dejado de crecer desde su creación en 1984. Parte de su éxito reside en la búsqueda incesante de nuevas tendencias y acercar la moda a todos los públicos. De hecho, su última estrategia ha sido materializar su línea juvenil en una tienda física situada en un centro comercial de Barcelona.
El target de esta colección es la llamada generación Alfa. Ésta engloba a los nativos digitales nacidos a partir de 2010 y para los que la tecnología es su forma natural de conocer el mundo. Por ello, diseñar una tienda de ropa para un público acostumbrado a todo tipo de estímulos ha sido un gran reto.
El proyecto ha sido desarrollado por el estudio Masquespacio. Fieles a su estética colorida, han sabido plasmar a la perfección el concepto que la marca catalana quería transmitir. El resultado es una tienda con un alto factor experiencial e interactivo inspirada en un mundo onírico lleno de luz, color y elementos inconexos.
Materializando el metaverso
El metaverso es una realidad que está tomando cada vez más protagonismo en el ocio y el modo de relacionarse de los jóvenes, de eso no cabe duda. Se trata de un mundo virtual que Mango Teen ha materializado para recrear el hábitat natural de la generación Alfa.
Formalmente, el acceso a la tienda se produce a través de un túnel retroiluminado que descoloca al visitante y nos aclimata al entorno Phygital de Mango Teen. Un espacio físico y digital que alcanza su mayor expresión en los probadores donde un efecto óptico distorsiona la realidad.
Una piscina, una lavadora y una recepción de hotel
La configuración de los objetos dentro del espacio es aparentemente aleatoria. Piezas inconexas habitan juntas en un escenario que promueve la libre interacción de sus usuarios. De este modo, una piscina, una recepción de hotel y una lavadora conviven con burros y estanterías llenas de ropa.
El uso que se les otorga a estos espacios es completamente opuesto al que tradicionalmente relacionaríamos con ellos; la piscina actúa como elemento expositivo, la recepción de hotel es la caja; y la lavandería es el lugar para que los usuarios depositen su ropa usada para ser reciclada.
Cromáticamente, el proyecto juega con el color verde flúor y el naranja combinándolos con dos tipos de acabado: mate y reflectante. Con esta atrevida combinación, Masquespacio pretende conectar con el mundo digital futurista.
Fotografía: Luis Beltrán