Ocho puertas correderas para rehabilitar una vivienda en ‘plano secuencia’.
El estudio madrileño de arquitectura y diseño Martín Peláez rehabilita esta vivienda de 120 m2 en Fuencarral. Como si del séptimo arte se tratara, se proyecta una reforma en ‘plano secuencia’ al más puro estilo kubrickiano.
Una reforma en plano secuencia
En cine y televisión, se entiende por plano secuencia aquellas escenas que se ruedan de forma continuada, sin cortes de ningún tipo. Se trata de un complejo ejercicio de coordinación, sincronización y creatividad. Así es como Martín Peláez ha reformado esta vivienda. Un recorrido a través de ocho puertas, donde cada estancia abre paso a la siguiente.
El estudio partía de una planta de 120 m2, pasillo infinito y con una estructura uniforme de muros de carga que condicionaban toda la distribución. Además, los dueños de la casa, una joven pareja con una hija pequeña, necesitaban un hogar cómodo y flexible que también ofreciera la posibilidad de recibir visitas de trabajo.
De esta manera, se plantea una reforma fluida y luminosa en la que el pasillo infinito se convierte en ocho espacios de generosa escala. El salón-comedor, la cocina, dos baños, una sala de espera, un despacho y dos dormitorios. Cada uno de ellos conecta con el siguiente, creando un recorrido que denota la intimidad del paso por la casa.
Ocho puertas que marcan los límites
Ocho puertas correderas que combinan madera con vidrio. De diferentes dimensiones, pero con un lenguaje compartido: generar un equilibrio estético y dotar a cada estancia de la mayor luminosidad posible.
Un material que refuerza el concepto de recorrido bajo el que se ha plasmado la reforma. Así, la luz atraviesa cada estancia, refleja interior y exterior y potencia las perspectivas de largo alcance. En los dos baños, el vidrio se vuelve traslúcido, de forma que ofrece intimidad y esboza sinuosas siluetas tras él.
Esta solución arquitectónica delimita los espacios mientras dibuja la transición entre las estancias. Un camino que comienza en las zonas comunes y finaliza en los dormitorios.
Ejercicio de zonificación
La estructura de muros de carga, paralelos a la fachada, definen la ubicación de cada estancia. La puerta de acceso a la casa se encuentra en el centro de la planta, de forma que Martín Peláez desarrolla un ejercicio de zonificación para la distribución de la vivienda.
A la entrada, un cálido recibidor con las puertas de los baños enfrente da la bienvenida al visitante. La zona de día con los espacios comunes y los grandes ventanales a fachada se encuentra a mano izquierda. A la derecha, se ubica la zona de noche que ofrece mayor tranquilidad e intimidad. Así pues, la cocina abre paso al salón, la sala de espera al despacho y este a las habitaciones. Una distribución fluida que convierte la vivienda en un espacio versátil a la par que equilibrado.
Esta armonía se consigue a través de una materialidad que evoca una atmósfera cálida y atemporal. En este gran lienzo en blanco, la madera de roble y el cemento se potencian generando una armonía estética. El mobiliario, de líneas suaves y sencillas, sigue un diseño muy mediterráneo. Una chimenea recuperada en el centro del salón transmite gran sensación de paz. Una vivienda proyectada a partir de ocho cuadrículas que se funden y se deslizan entre sí.
Fotografía: Amores Pictures