“La creatividad no es pintar o dibujar, sino ver el mundo de otra forma”, Jaime Hayon.

A fecha de hoy, Jaime Hayon (Madrid, 1974) es el diseñador español más internacional que tenemos. Y, pese a trabajar en todo el mundo y viajar constantemente, él no cambia su campo base fijado en Valencia. Se enorgullece y reivindica el diseño español. Lo defiende aquí, allí y donde haga falta. Destila energía por doquier, en especial cuando habla sobre creatividad. Es un afortunado, sí. De los pocos que pueden disfrutar de ir a su bola y tener carta blanca con sus clientes. Un privilegio que se ha ganado a base de constancia, evolución, apertura de miras y, sobre todo, poniendo pasión en todo lo que hace.

Diariodesign – Enhorabuena por el Premio Nacional de Diseño. Parece que el 2021 ha sido un gran año para ti. Te has llevado el Madrid Design Festival Award, el Wallpaper Design Award por el Moka Garden y ahora el Nacional.

Jaime Hayon – ¡Anda! ¡Pues no me había dado cuenta!

Dd – Después de más de 20 años de carrera, ¿te lo esperabas un poco? ¿O ha sido sorpresa?

JH – Todo es sorpresa porque estos premios no me los espero nunca. Yo trabajo y luego, si llega, genial.

Dd- ¿Cómo te enteraste de que te lo habían concedido?

JH – ¡Pues me llamó el ministro! Y muy contento. A ver, hay diseñadores buenísimos y empresas súper potentes en este país. Creativos de todo tipo, con muchísima capacidad, porque somos un país de design. Y que me lo den a mí, ¡pues yo encantado! Es un súper honor. Yo nunca he sido mucho de saltar de alegría cuando me dan un premio, porque creo más en la intensidad de la profesión, en hacer cosas; me encanta crear. Pienso más en la idea de que me dejen hacer más cosas, que me den más posibilidades. Creo que el Premio Nacional es una manera de que la nación, de que el país en el que vives, crea en ti, que sepa lo que haces. Es como oficializar un poco el amor que tienes hacia lo que realizas. Y el amor que tienes hacia el sitio en el que lo realizas. Yo trabajo mucho fuera, pero también aquí con BD, Parachilna, Expormim… Siempre he creído en España y, sobre todo, estoy basado en España.

Dd– ¿Crees que este premio confirma que tú sí eres profeta en tu tierra? 

JH – Bueno, pues de alguna forma sí. Porque a mí me han dado muchos premios fuera, en Dubái, en Catar, en Japón…, pero sí que es bonito y verdaderamente un placer ver que me lo dan aquí. Para mí, el Premio Nacional es una especie de puerta a gente que quizás no sea nuestro núcleo del design y del mundo artístico. Hay otras puertas que se abren hacia lo que significa el made in Spain, el design en España. Los españoles estamos creando una historia que va a estar marcada por la creatividad de estos últimos años. La época que estamos viviendo ahora mismo es extremadamente interesante, con actores en el mundo de la pintura, del diseño de moda, del diseño gráfico, industrial, del mueble… Con empresas y actores que están haciendo una marca. Y una marca que es realmente interesante de abrazar.

Dd – Tú que viajas tanto, ¿crees que el diseño español se conoce fuera?

JH – Muchísimo. Yo, como persona que hace proyectos fuera, que tiene que hablar con empresas, que tiene que hablar con medios constantemente, veo que cada vez hay más orgullo del diseño que se hace en este país. Y la gente lo adora, porque tiene algo. Tiene una parte energética, un toque que se diferencia del design italiano o del danés, por ejemplo. Tiene otro rollo. Tiene un mecanismo mucho más intuitivo.

Dd – ¿A quién o qué trabajo destacarías del diseño español actual?

JH – Pues hay muchísimos… En interiorismo, arquitectura… tiene una fuerza brutal. A nivel de restaurantes… Te hablo tanto de decoradores que entran en el interiorismo con mucha fuerza, como de diseñadores que se meten en la disciplina del interiorismo. A ver, no me voy a poner a decir nombres. Pero sí que te voy a decir que algunos están marcando el camino, y están marcando escuela.

Dd – Pero la proyección internacional que has conseguido tú, nadie más la goza

JH – Bueno, Lázaro trabaja en el mundo entero. La Urquiola está en Italia, pero es de Asturias. Mariscal lo mismo. Hay muchísima gente… y no solo gente, sino también empresas que se están haciéndo un sitio fuera de aquí. Tienen un carácter español dinámico que les da fuerza y su origen está efervesciendo ahora. Un BD o un Santa & Cole han crecido porque ahora se empieza a valorar su origen de los setenta y ochenta. Miguel Milá, André Ricard, Óscar Tusquets hacían un design que era muy especial. Esta gente a mí me parecen genios. Lo que pasa es que no tuvieron el seguimiento que podían tener Francia o Alemania por motivos obviamente claros de cómo vivíamos en ese momento.

Dd – En tu caso, trabajaste mucho tu marca personal, alejándote del clásico diseñador vestido de negro

JH – Hombre, es que yo nunca he sido un diseñador de verdad. Yo soy artista y diseñador. Siempre he trabajado en el mundo del arte. A día de hoy hago la Feria de Art Basel, pero también la de Milán con mis muebles. Cada día se cotizan más mis cuadros, cada día se cotiza más el trabajo artístico que hago. En el fondo, soy más artista que diseñador. Nunca se sabe, igual en el futuro estamos hablando del Premio Nacional de pintura.

Dd – Me refería a que conseguiste diferenciarte con una puesta en escena que nadie más se atrevía a hacer.

JH – Yo siempre he ido a mi bola. Siempre he pensado que la creatividad es algo que debes expresar con todo. Con todas las cargas. Desde cómo te fotografías, hasta cómo vendes tus cosas, cómo las expones, cómo las explicas. Siempre tiene que ser un ejercicio propio, de evolución. Yo estoy todo el día evolucionando. Es un ejercicio constante.

DD  – En Instagram te vemos siempre pintando, con un montón de cuadernos de papel. Has contado en alguna ocasión que tiene más de ochocientos. ¿No te sientes atraído por la digitalización o el 3D?

JH – Sí, sí. Yo tengo máquinas 3D y tengo gente muy buena haciendo todo esto. Yo abrazo la modernidad siempre. Y la tecnología. La última lámpara que he hecho para Parachilna es tecnología total. Se llama Ma-Rock y está hecha completamente con secciones de aluminio que se unifican. Es high tech. Es decir, también me gusta trabajar con el 3D. ¡Con todo! No soy de una manera, ni de otra. Estoy abierto a todo. Me gusta pensar que gracias a esa apertura de miras, casi como un chiquillo, puedo seguir adelante sin ningún problema con nada. Ahora hacemos esta mesa y mañana hacemos otra cosa. Pero siempre hay un reto. Porque ser constante es lo más difícil. No hay que parar. Seguir evolucionando siempre con cosas diferentes. Ahora estoy haciendo un interiorismo nuevo en Corea que no tiene nada que ver con el anterior.

Dd – Pero, aunque hagas cosas diferentes, siempre se nota mucho tu sello. ¿Esto es porque los clientes te dan carta libre para que puedas hacer lo que quieras?

JH – ¡Carta libre! Ellos quieren que yo me exprese pero no les importa que yo vaya y distorsione.

Dd – Entonces, tal vez lo que buscan es precisamente eso…

JH – A ver, tengo una de las poltronas que más números hace en el mundo del design a nivel de lounger, que es una que hice para Fritz Hansen, que vende una burrada de unidades al año; y hay gente que me la ha pedido como veinte veces, ¡hazme otra de estas! Pero yo me niego. Porque a mí no me gusta la repetición. Me parece que esta es una profesión en la que uno puede experimentar. Y eso es motivador. ¡Es una maravilla! O sea, piénsalo. ¡Tenemos una suerte de estar en esta profesión!

Dd- Eres muy afortunado, sí

JH –  Yo soy afortunado, y también todos los que están en el mundo creativo. Lo doy todo por el diseño, la creatividad, creer en las cosas, meter la energía en algo nuevo… ¡Hostia! Innovar es prioridad. ¿Y sabes por qué lo doy todo? Porque me hace crecer. Y hace crecer a las personas que quiero alrededor mío. Y, al final, si te digo la verdad, he abrazado a las empresas que creen en mí, que me entienden de verdad y a las que no tengo que demostrar nada. En el mundo del design, del cine, del arte… hay mucho ego; pero cuando ves que eso se esfuma, que solo existe la creatividad y el buen rollo, es cuando realmente llegas a esa gente que quiere la verdadera creatividad. Yo me muevo por ese circuito, con una filosofía muy clara. Y estoy donde estoy porque mi filosofía es la de experimentar, la de probar y la de creer. Y la de entusiasmarte haciendo.

Dd – Cuando ya lo has ganado todo, has expuesto en las mejores galerías, ferias y museos, y has trabajado para los clientes más codiciados. ¿De dónde sacas la motivación para seguir adelante? ¿O qué retos te quedan por conseguir?

JH – ¡Madre mía! ¡Miles! Ahora, por ejemplo, estoy a tope con la pintura, y también con dos hoteles que estoy haciendo. Me encanta el proyecto porque significa casi una película; estoy súper motivado. Sientes lo que sentirán las personas que van a vivir en una de esas habitaciones o a comer en el restaurante. O sea, todo. A mí me encanta re-proponer y repensar porque siempre creo que hay una visión diferente de todo lo que haces. Hoy, por ejemplo, he venido aquí a trabajar por la mañana en proyectos nuevos que van a salir, que estoy encantado con ellos, y siempre hay un tira y afloja que me motiva y lo disfruto.

Dd – Hablando de BD, el año que te han dado a ti el PND, le han concedido la mención a tu amigo Ramón Úbeda…

JH – Ha sido fantástico. Precisamente Ramón es uno que sigue innovando constantemente. Es un tío que cree en esto. Y hay que creer en esto. Porque, al final, lo que nos salva es la creatividad. ¿Cuáles son las empresas más importantes del mundo? Las que apuestan por la creatividad. Sin producto, sin idea, no hay éxito. Vivimos en un mundo donde todo se puede cambiar, hay que planteárselo todo. La creatividad no es pintar o dibujar, sino ver el mundo de otra forma. Y nosotros intentamos dar esa visión de otra forma. El design es una profesión que podría ser mucho más. Cuenta más de lo que parece. El design todavía es sano. Y es tan importante para todo… Y lo está siendo cada día más.