A pesar de su tamaño, este pequeño piso moscovita es todo un ejemplo de buen diseño.
El estudio ruso CXEMA ha transformado este pequeño apartamento de apenas 51 m2 en un hogar diáfano y muy funcional. Aunque cuenta con dos partes diferenciadas, en conjunto transpira una gran armonía gracias a sus materiales y acabados naturales.
En un piso pequeño, cada metro cuenta
Pese a sus escasos 51 m2, el estudio ruso CXEMA ha conseguido sacar un gran partido a este apartamento en el centro de Moscú. El presupuesto del que partía era limitado, por lo que las decisiones sobre los materiales y las soluciones técnicas fueron sumamente sencillas de tomar.
Igual de funcional que diáfano, este pequeño piso se divide en dos partes bien diferenciadas. Por un lado, una cocina y un salón de planta abierta. Y, por el otro, un dormitorio y un espacio de trabajo dispuesto sobre un podio de madera contrachapada a lo largo de las ventanas.
Aun así, indiscutiblemente, el apartamento se percibe como un conjunto. Todas las zonas técnicas se dispusieron lo más densamente posible. ¿El objetivo? Dejar más espacio a la sala de estar y de trabajo, donde sus dueños pasan la mayor parte del tiempo.
De hecho, la zona de la cocina no es visible desde el salón, ya que está oculta tras una barra alta, estilo bar, en el centro de la estancia.
Ambas áreas quedan separadas del dormitorio a través de un ligero tabique de madera contrachapada con unos tubos LED. Su iluminación puede controlarse manualmente para crear distintas escenas.
En el salón, los dos lados del sofá cuentan con grandes cajones de almacenaje. Al incorporar ruedas, pueden unirse con facilidad para crear un espacio de trabajo adicional si se desea.
Pero si hay algo que sobresale en este pequeño piso es ¡la sauna! Una sauna construida por el propio cliente junto a la ducha.
Un lienzo en blanco con infinidad de posibilidades
Desde el estudio de arquitectura CXEMA, artífices del proyecto, comentan: «Elegimos materiales naturales para el mobiliario y los acabados, como madera, microcemento y pinturas naturales. Además, dejamos el techo de hormigón liso con una textura irregular que resulta interesante a la vista. Sobre todo, concebimos el apartamento como un lienzo que el cliente puede ir llenando con las cosas que son importantes para él».
Debido a que el propietario trabaja como ingeniero, en ningún momento dudó en participar activamente en la reforma. Más allá de involucrarse en el diseño y el montaje de los muebles, aportó diversas soluciones de ingeniería. Además, quiso dar su toque personal inundando el espacio de plantas e incluyendo en el salón una alfombra marroquí.
Fotografías: Ivan Erofeev