Historia de una gran reforma que cambió sobre la marcha.
Esta es la crónica de una reforma que evolucionó a medida que lo hacía la familia propietaria de la vivienda. La interiorista Bárbara Aurell, del estudio Espacio en Blanco, tuvo que ir readaptando el proyecto según los cambios que acontecieron durante las obras: el nacimiento de dos hijas y, por medio, el confinamiento. Superados todos los retos, el resultado es una elegante casa señorial en pleno centro de Palma de Mallorca.
Adaptarse sobre la marcha
Hay proyectos que evolucionan según las nuevas necesidades que van surgiendo durante su desarrollo. Este es uno de ellos. Es uno en el que su interiorista, Bárbara Aurell, tuvo que hacer gala de su máxima capacidad de adaptación, flexibilidad y, casi, improvisación. El punto de partida inicial era el traslado de un matrimonio residente en Barcelona, a Palma de Mallorca. Era una pareja joven, recién casada, sin hijos y con un perro, que había tomado la decisión de regresar su tierra natal. Como suele ocurrir siempre que empieza un proyecto nuevo, Aurell preguntó a sus clientes “¿cómo queréis vivir?”. Y, a partir de su repuesta, empezó a esbozar y definir el proyecto que mejor se adaptaba a sus deseos.
Pero en esta ocasión, las circunstancias cambiantes e inesperadas obligaron a reformular el planteamiento en varias ocasiones. Por un lado, durante el transcurso de la reforma acontecieron dos embarazos. Por el otro, el trabajo se vio irrumpido por la pandemia y su consiguiente confinamiento. Sin embargo, los imprevistos se convirtieron en un reto y el resultado habla por sí solo.
La versión moderna de una casa antigua
El inmueble, situado en el centro de Palma de Mallorca, estaba completamente abandonado. Sus posibilidades, no obstante, eran buenísimas: una planta cuadrada a cuatro vientos, junto a una hermosa plaza. “Lo más importante era estructurar la circulación evitando crear muchos pasillos”, explica Aurell.
En el momento inicial, al no tener hijos, la propuesta de la interiorista fue dividir la amplia vivienda en dos. “Un área para el matrimonio y las zonas vivideras, y otra para alojar a amigos e invitados cuando los visitasen”, matiza.
Para ello, diseñó un amplio recibidor con función de distribuidor, donde dos grandes puertas simétricas dan la bienvenida. La de la izquierda se dirige a la biblioteca y zona de lectura; la de la derecha conduce a la cocina. El minucioso trabajo de diseño de las puertas se percibe enseguida. Son de roble macizo, lacadas en blanco, barnizadas y con molduras. Es el mismo roble que la interiorista ha usado en la librería de la biblioteca, creando, así, una sensación de continuidad material al atravesar la estancia. La estantería de la biblioteca también está hecha a medida e incorpora los mismos detalles.
Salón señorial
Contigua a la sala de lectura, encontramos la zona de estar. Se ha concebido como un gran espacio para encuentros sociales. Las pinceladas verdes le otorgan suma elegancia. Para el sofá, hecho a medida, se eligió terciopelo verde botella, que se adereza con una mezcla de cojines. Unos son de Maison de Vacances y los otros han sido diseñados por el estudio.
En la zona de trabajo, protagonizada por una mesa de Antique Boutique color crema, también destaca el color verde. En este caso, se trata de una tonalidad turquesa oscuro, que se aplica a las cómodas las sillas, perfectas para trabajar.
Las lámparas de latón aportan un toque art déco, que combina con la naturalidad de la butaca y el reposapiés a conjunto, ambos de FLEXFORM.
Tampoco faltan los elementos artísticos, que suelen distinguir los proyectos de Bárbara Aurell, impulsora de la plataforma Movimiento en Blanco. “Aquí elegimos una obra de Andrea Torres Balaguer, de la Galería Alzueta, y otra de Olmo Sard, que es un artista que va a exponer en breve en Movimiento en Blanco”, detalla. “El cuadro de detrás es de Mercedes Laguens. Junto con Olmo, son artistas de la galería mallorquina Aba Art Lab”. En este proyecto, la interiorista ha querido apostar por artistas locales. Sobre la mesa de centro del salón, por ejemplo, ha ubicado dos pequeñas esculturas de madera de Jaime Sicilia.
El comedor está presidido por una imponente mesa de Antique Boutique y una lámpara escultural, tipo sputnik, hecha a medida. Las sillas de bambú lacadas en negro proceden de un anticuario y las butacas de enea con asiento tapizado de tela toile de jouy se compraron en The Socialité Family. Vemos, también, otra gran obra de Olmo Sard sobre la pared y dos piezas de cerámica encima de la mesa, de Maria Bennassar. Todo de Aba Art Lab.
El paso entre unas estancias y otras es totalmente fluido gracias a las grandes puertas señoriales diseñadas a medida. Biblioteca, salón y comedor se conectan con naturalidad, igual que la cocina. Todas ellas son de roble lacado, con tiradores de latón. Las correderas esconden un mueble bar, perfecto para ocasiones con amigos.
Materiales autóctonos para la cocina
La cocina destaca por el fresco color verde de la encimera, cuya viveza se contrarresta en el pavimento con el tono contrario. Es un diseño de Espacio En Blanco, hecho a medida, con material de Huguet Mallorca. “Nuestra voluntad ha sido trabajar con materiales autóctonos”, explica la interiorista.
En cuanto a los armarios, las puertas están lacadas en color blanco y los tiradores son de latón, a juego con otros detalles del mismo material que vemos en otras estancias de la casa. De hecho, en el propio office los estantes son de dicho metal. Los taburetes junto a la mesa son de Zangra.
La cocina tiene un doble acceso: desde el recibidor y desde el comedor. En este caso, otra gran puerta acristalada y con forma de arco, enmarcada en madera, baña de luz natural toda la zona.
La suite: amplia y con toques vintage
La suite es otra joya del proyecto. Incluye una gran zona de armarios para bolsos y zapatos, con mucha capacidad de almacenaje. El cabecero de la cama es de rejilla de ratán enmarcada con madera negra, estilo vintage. Se combina con un vistoso mural chinoiserie de motivos florales, de la marca británica Surface View. La decoración se completa con dos mesitas de noche de Zara Home, dos lámparas vintage y textiles de Teixidors.
En el baño, de gran tamaño, la extensa encimera es de un imponente mármol verde y termina en un coqueto y práctico tocador. La pared principal está presidida casi en su totalidad por un espejo que incorpora una tira de bombillas de camerino.
Bajo la encimera se han incorporado cajoneras de madera. El suelo está compuesto por piezas de gresite blancas con borada verde. Finalmente, el efecto retro se logra gracias a la bañera de estética vintage y a detalles como la grifería.
Cambios sobre la marcha: las habitaciones de las niñas
La idea inicial del proyecto era mantener dos zonas independientes. “Queríamos hacer un miniapartamento dentro del propio inmueble”, apunta Aurell. Pero el nacimiento de las dos hijas del matrimonio hizo cambiar los planes. Para conseguir continuidad en toda la vivienda, y que se percibiera como un conjunto, la interiorista creó un efecto de casa antigua actualizada. Lo consiguió a través de los materiales, los detalles de latón, el color verde y el parqué envejecido.
Situada en la otra ala de la casa, la zona de invitados acabó transformándose en los dormitorios y el cuarto de juegos de las dos hijas. Para la pared se eligió papel pintado de la marca sueca Boråstapeter. En el dormitorio se optó por camas de bambú y una lámpara de Rue Vintage con el objetivo de dar ese toque vintage en consonancia con el resto de la vivienda.