Piezas de diseño y detalles cálidos para un dúplex en Barcelona.
Escogidos muebles de diseño del siglo XX, un interiorismo armónico y un exquisito cuidado de los detalles, obra de Alex March, son las señas de identidad de este dúplex de Barcelona. Importantes piezas desde los 20 a los 70 creadas por grandes autores, como Charlotte Perriand, Castiglione o Torres Clavé, aportan la personalidad a una casa donde cada rincón tiene una historia que contar.
El propietario de la vivienda, un dúplex situado en el tranquilo barrio de Horta, es un director de fotografía, amante del arte y del diseño. Le enamoraron sus grandes ventanales, que la bañan de luz natural. Su idea era convertirlo una casa donde disfrutar de un ambiente alegre y relajado, casi como de vacaciones, pero para vivir en ella todo el año.
El estudio de interiorismo Alex March Studio, dedicado al diseño de interiores y producción de mobiliario, ha realizado un sorprendente ejercicio de estilo, sin dejar nada al azar. “Imaginaba la decoración del espacio, alegre y heterogéneo, una mezcla entre pasado y presente a través del arte, el diseño, la artesanía y revestimientos populares”, explica Alex March. Para conseguirlo ha contado con una ecléctica selección de piezas de mobiliario de diseño de los años 20, 50, 60 y 70. Una recopilación de piezas europeas de diseño del siglo pasado, que ha combinado con otras actuales en tonos ocre y marrón. En contraste con el blanco puro, logra profundidad y calidez en las luminosas estancias. Las plantas y flores completan la decoración aportando este toque de frescura y color.
Sinfonía visual en tonos ocres y marrones con piezas icónicas
La vivienda, con una superficie de 62 m2 dividida en dos plantas, se ha actualizado de una forma cuidadosa potenciando su iluminación natural. “Le propuse lo que el espacio me sugirió en la primera visita” explica Alex March. Como base, la carpintería exterior de madera de pino se ha restaurado cuidadosamente y se ha barnizado en dos colores, abandonando el tono original que era muy oscuro; además, se ha utilizado la combinación de elementos arquitectónicos en color blanco con cerámica tradicional. En los techos se ha dejado a la vista la bóveda catalana original del edificio, únicamente pintada de blanco para potenciar la luminosidad. En las paredes se combina un revestimiento cerámico rectangular en dos tonos, blanco y arcilla. Persianas venecianas de haya marrón tamizan la luz de los grandes ventanales.
En el espacio interior de la planta baja domina una gran armonía visual, creada por los tonos ocres y marrón de las piezas decorativas. El toque sofisticado y acogedor se consigue en el salón a través de las distintas piezas de diseño de autor.
La gran pieza del salón es un clásico mueble midcentury: el cabinet de ocho cajones, atribuido al gran diseñador de muebles danés Arne Vodder. El contrapunto lo pone otra gran pieza en blanco brillante, la butaca Ginevra Armchair de Achille Castilglioni (1979) que edita BBB Bonachina, el óleo de Iñaki Moreno enmarcado en blanco y a las curvas de la escultura “Krasznai” de Roger Coll.
En el salón destaca el sofá AG Barcelona años 70, aterciopelado y en un tono marrón muy suave, con varios cojines marroquíes de lana. Junto al sofá, una mesa de pedestal francesa, años 50, decorada con un jarrón de cerámica catalana de los años 60. La mesa de centro, estilo brutalista holandés de 1975, aporta la profundidad y el carácter del roble oscuro. Descansa sobre una gran alfombra de lana blanca belga.
Fusión perfecta entre pasado y presente
Otras grandes piezas de diseño que brillan en este dúplex de Barcelona son las sillas de comedor francesas Dordogne, creadas en los 50 de la gran arquitecta y diseñadora, Charlotte Perriand y la mesa de comedor años 60, en madera con sobre de cerámica esmaltada en blanco. La artesanía local también tiene un lugar destacado en la casa: alfombras catalanas de fibras naturales de los 50 y cerámica típica de La Bisbal como un guiño a la cultura tradicional catalana. El arte contemporáneo también está presente con obras como “Gaima in the desert” de Adriá Uyá y piezas de cerámica de Mari Masot. Esta zona de comedor se incorpora de manera muy discreta la cocina, con muebles realizados a medida en blanco.
Cada pieza del mobiliario aporta un toque de estilo
Una escalera blanca decorada con helechos colgantes conduce a la planta superior que acogen el dormitorio, una zona de estar y el baño. En la habitación se ha creado una atmósfera de paz y tranquilidad. Luz natural, tamizada mediante persianas de esterilla de madera y distintas texturas muy suaves: cojines en tonos crudo de Calma House y Gancedo), una colcha bouti en blanco de El Corte Inglés, una alfombra de fibras naturales…
Cada mueble aporta cierto toque de estilo. Las mesillas de noche, diseño danés de los años 60, iluminadas por dos lámparas francesas de caoba de los 50. Al pie de la cama se han colocado dos taburetes de tres patas diseño de Miguel Fisac de los 50.
Piezas icónicas de diseño en el estar del dormitorio
Al lado se encuentra una zona de estar y lectura. Está presidida por un tapiz de macramé artesanal de los 60 en tonos crudo y mostaza. Una iluminación indirecta mediante una discreta cornisa de luces LED genera una atmósfera acogedora. Los muebles son los grandes protagonistas. Exquisitas piezas de diseño, como las butacas de Torres Clavé de 1934, creadas para el Pabellón de la República Española en la Exposición Internacional de París de 1937. Están hechas en madera de roble con asiento y respaldo tejidos con cuerda artesanal. Las edita Mobles114.
En el centro, tres mesitas inglesas de los años 50 en madera de haya y, también en madera, un florero danés de los 60. En el suelo, una alfombra iraní de lana blanca. Distintas plantas colgantes y cactus aportan el toque de frescor natural.
En definitiva, este dúplex decorado por Alex March en Barcelona ha acertado con el cuidado exquisito de los detalles. Cada una de las piezas tiene un pasado del que presumir, un ayer que habla de cultura, de arte y de pasión por el diseño europeo y que rinde tributo a los diseñadores modernos del siglo XX.
Fotografía: Sandra Rojo