La nueva vivienda del S.XXI, flexible y polivalente, por Garmendia Cordero.
Integrar dentro de una oficina de 240m2 dos viviendas gemelas. Ese el encargo que recibió el estudio Garmendia Cordero y del que ha surgido esta casa que, alejada de todos los cánones y estereotipos, plantea nuevas y alternativas formas de vida.
Hogares flexibles en tiempos de pandemia
El objetivo del proyecto: llevar la luz natural a la vivienda y proyectar una distribución diferente, polivalente y flexible que se adapte en cada momento a las necesidades de sus habitantes.
Explican los arquitectos que, aunque los inicios del proyecto son anteriores a la pandemia, el confinamiento y sus efectos sobre la vida doméstica generó un interesante debate sobre la organización del espacio, los usos y la flexibilidad de los ambientes. Esto ha tenido una clara repercusión a la hora de llevarlo a cabo.
Como la oficina disponía de un espacio amplio, prácticamente diáfano, y relativamente regular, el proyecto decidió un único concepto para diseñar las dos viviendas. Son casi gemelas, como puede verse en el plano. La reforma buscaba dos objetivos principales. El primero, llevar la luz natural, que entra a través de grandes ventanales a toda la vivienda. El segundo, crear una distribución polivalente y que se pudiese modificar en cualquier momento.
Un mueble diseñado a medida forma el eje de la vivienda
Para alcanzar estas dos metas, se planteó una intervención mínima creando un gran volumen de madera que organizase la vivienda. Diseñaron un mueble tallado y vaciado de tal manera que, además de albergar varios usos, permite la conexión visual y funcional de todas las estancias resultantes, que giran a su alrededor. Forma el eje central de la casa.
La propuesta de Garmendia Cordero Arquitectos ha sido utilizar este mueble-contenedor para centralizar los usos que en una vivienda son más difíciles de modificar, la cocina y el baño, y permitir que el resto de las habitaciones de la casa sean totalmente intercambiables y flexibles a la hora de utilizarlas.
Así lo explican: «Gracias a su situación y a su composición en sección, este mueble genera una serie de espacios iluminados de distinta escala y proporción cuya propia concepción se aleja de esa tendencia de “etiquetar” habitáculos y acotar así el uso que puedan llegar a tener». De esta forma han logrado su objetivo: un espacio donde casi la totalidad de los usos son intercambiables entre sí. Unos paneles correderos abren y aíslan los distintos ambientes, cuando es necesario, por ejemplo a la hora de dormir.
Salvo baño y cocina -muy blanca, práctica y con una distribución en U-, en esta casa no existen salón, comedor ni dormitorios. Todo es susceptible de ser utilizado de una manera u otra. Lógicamente, tampoco hay una decoración adaptada al uso. Cuenta con muy pocos muebles, unos a medida y otros de diseño, pero neutros, atemporales y funcionales. La mayoría son de la firma Ondarreta. Algunas piezas de diseño, como la lámpara Cesta de Miguel Milá, aportan el toque cálido a la atmósfera, en el que las conducciones y pilares permanecen a la vista.
Nuevas formas de vida
Una vivienda pensada para adaptarse, evolucionar y que se aleja de cualquier estereotipo preconcebido, para así hacer frente a múltiples situaciones. “Puede responder a todo aquel requerimiento que aparezca, por extraordinario que llegue a ser”, explican Garmendia Cordero.
En definitiva los arquitectos de Garmendia Cordero han querido hacer aquí una nueva vivienda del siglo XXI, una casa del futuro “que se olvide de corsés pasados y ya invalidados, que cuente con un abanico de alternativas habitables a disposición se sus ocupantes, huya de convencionalismos y jerarquías que limitan por norma general a las viviendas más clásicas y rígidas y busque ofrecer nuevos escenarios”. Sin duda, reto conseguido.
Fotografía: Carlos Garmendia Fernández