Tori Tori, el restaurante samurái de Esrawe Studio en México.
Tori Tori es el último restaurante que nos presenta el estudio de Héctor Esrawe en México. La cadena se afianza en la ciudad con su quinto restaurante japonés, en esta ocasión, en el barrio de Santa Fe, en la planta baja de un edificio corporativo.
Atmósfera serena
Todo el proyecto respira intensidad, sobriedad y huele a madera. El espacio está atravesado en su totalidad por una base monocromática que utiliza la madera clara del encino para marcar de forma totémica hitos importantes del espacio. Tonalidades grises y notas doradas para marcar los elementos más singulares como la barra del teppanyaki, la barra principal y la tienda de comida para llevar.
Estas piezas, además de organizar la planta, le imprimen un carácter monumental al local. Esrawe Studio enfatiza la altura del local en sus nodos, provocando una doble escala que añade capas y matices.
Queda claro que las necesidades dentro de un restaurante han de adaptarse al contexto. No vale con tener mesas y comida. El comer se transforma en una experiencia a la que prestar atención en todos sus registros. En este local queda patente que existen diferentes modos de estar, y que por ello deben ser múltiples las posibilidades de espacios que se ofrecen. Barras, reservados, mesas interiores y exteriores más o menos numerosas, este proyecto recoge toda la casuística.
El trabajo de una armadura samurái
Claramente inspirado en la cultura nipona, utiliza la madera de encino trabajada con detalle artesanal. Los detalles son una adaptación de la textura y construcción de las armaduras samurái, en especial de la coraza llamada dō.
Con esta técnica se desarrollan dos de las principales zonas, el grab&go por un lado, y el de mayor escala que se erige como una chimenea radial sobre una mesa principal de teppanyaki. Ambos, se transforman en objetos iluminados, que definen y delimitan, por su escala, los dos núcleos principales del restaurante.
Madera estampada con bajorrelieves
En el local hay espacio para todo. Algunas piezas cosen y articulan los diferentes espacios. En este sentido, cabe hablar también del muro principal que aloja la barra de sushi. Está habitado de bajorrelieves con una gráfica basada en la abstracción de la escritura Kanji, pero más depurada en sus geometrías.
Japón y México seguramente están más cerca de lo que podríamos pensar en este proyecto de Héctor Esrawe, con una mirada cuidadosa hacia la artesanía y la gastronomía.
Fotografía: Genevieve Lutkin