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butaca rosa

Hortensia, historia de una butaca virtual que devino real.

Andrés Reisinger y Júlia Esqué convierten un diseño imaginario en una pieza real. El éxito en Instagram de la silla Hortensia, que nació como un experimento digital para explorar las cualidades de las texturas CGI, determinó a su creador a materializarla. El resultado es casi más espectacular que el render original.  

Cómo hackear al personal

En 1999 el diseñador francés Ora Ïto conseguía hackear dos de las marcas más conocidas del planeta: Louis Vuitton y Apple. Sus diseños fake en formato render acapararon la atención de la prensa, buyers y consumidores. Su nombre empezó a propagarse (en tiempos aún analógicos), convirtiéndole en uno de los diseñadores actuales más reputados de Francia y fuera de ella. Veinte años después contemplamos un caso similiar. Esta vez ha pasado en nuestra casa, y sobre un escenario más cotidiano de lo que a veces nos gustaría: Instragram.

Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué. Render original 3D
Imagen original publicada en verano 2018 en iG @reisingerandres

En verano de 2018 el diseñador gráfico y artista 3D Andrés Reisinger colgó en su perfil de iG la imagen digital de una butaca rosa pálido, cubierta de gustosos pétalos. Era una foto sin contrastes, dominada por un relajante color, que emanaba ingravidez, calma, fantasía.

Aquel experimento digital, que nunca fue fruto de un encargo sino de la propia iniciativa del diseñador, se convirtió en todo un fenómeno de la red social.

Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué.

¿Por qué?

¿Por qué lo hiciste?, le preguntamos a Andrés. Esboza una sonrisa y un marcado acento argentino: «Porque me parecía lindo», y añade «todo mi trabajo está siempre en 3D. Todo lo que hago es una imagen, una pintura, que no se puede sacar de ahí. Y siento que quiero experimentar nuevos procesos a partir del 3D, como hacen habitualmente los diseñadores de producto».

¿Y por qué crees que se viralizó esta imagen y no otra? «Fue un momento específico. Estábamos en verano. Los colores son aptos para todos los públicos. La imagen no tiene contrastes, es monótona. Tiene un montón de trabajo de texturas. Todo eso multiplicó las posibilidades. Si lo hubiésemos hecho en azul, por ejemplo, no hubiese llamado tanto la atención», cuenta Reisinger.

Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué. Pasaje Montoya

La ficción que todos creyeron real

El éxito que suscitó esa imagen llegó hasta tal punto que algunos medios de comunicación se hicieron eco (pensando que era una butaca real) y Reisinger empezó a recibir solicitudes de más imágenes y pedidos. Entonces se dio cuenta de que «Hortensia estaba aceptada públicamente. No podía ser que no se hiciera». Así que llegaba el momento de plantearse el siguiente paso.

Si quería convertir esa silla virtual en un objeto tangible, era esencial que la realidad estuviese a la altura de la ficción. Necesitaba encontrar la manera de reproducir con precisión la forma, el color y, sobre todo, la hiper-textualidad de los pétalos.

Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué. Detalles pétalos
Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué. Pétalos

Durante seis meses el diseñador buscó un fabricante que pudiera tangibilizar su halagado diseño virtual. La búsqueda fue en vano. Nadie le daba garantías de conseguir recrear una estructura textil tan compleja.

Entra en juego Júlia Esqué

Entonces Reisinger se cercioró de que tenía la solución ante sus ojos: Júlia Esqué. Su compañera de estudio era la pieza perfecta para activar el engranaje. Diseñadora industrial por ELISAVA, Júlia contaba con experiencia junto a Martí Guixé y Stephen Burks, y justo se encontraba en el momento de emprender por su cuenta. El proyecto Hortensia le vino como anillo al dedo. «Era un reto súper grande y me hacía mucha ilusión. Era uno de esos proyectos que no sabes cómo harás, pero que acaban pasando», nos explica ella misma.

Andrés y Júlia se pusieron manos a la obra. Primero para crear la estructura de madera, junto a los chicos de Amasijo; después, para encontrar al tapicero con conocimientos y ganas de embarcarse en esta historia de incierto final.

Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué. Trabajando con Amasijo
Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué. Estructura de madera

Un traje para Hortensia

Júlia realizó todo tipo de bocetos y pruebas con papel, telas, formas, cortes, diámetros, frondosidad, costuras y fruncidos. «Era como hacer un traje a medida», nos explica mientras saca de una caja todas las pruebas.

Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué. Pruebas textiles pétalos

Hasta que al fin encontraron el secreto de su éxito: módulos de poliéster cortados con láser. Los módulos permitían agrupar miles de pétalos (cada butaca lleva 20.000u) a nivel de sistema, y que éstos danzasen de forma aleatoria sobre el sillón. «Nos costó, pero conseguimos el efecto random para evitar la sensación de repetición. Los pétalos debían levantarse en distintas direcciones«, explica con detalle Júlia.

«A la hora de cortarlos vimos que si lo hacíamos desde distintos ángulos conseguíamos que los pétalos se levantasen hacia varios lados. También era esencial que la hendidura fuera corta y el tejido muy elástico». Júlia logró dar con la sensación de ligereza y suavidad que tanto ansiaba Andrés. Igual que una hortensia en plena floración.

Hortensia ya es una realidad

En noviembre 2019, aquel diseño 3D que había nacido como un experimento digital para explorar la tangibilidad de las texturas, se convirtió en algo real. La tenacidad del tándem Reisinger-Esqué, su espíritu perfeccionista y detallista fueron esenciales para que el prototipo final resultara, ciertamente, un calco de aquella imagen que tiempo atrás había entusiasmado a propios y ajenos en la red.

Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué. Presentación
Hortensia Chair. Andrés Reisinger y Júlia Esqué.  Presentación en Pasaje Montoya

Hortensia debutó en sociedad el 1 de diciembre 2019 en Pasaje Montoya. El recibimiento, como era de esperar, fue triunfal. Ahora viaja hacia Bruselas de la mano de Il·lacions Design Gallery para participar en Collectible Fair Brussels. A partir de ahí, el tiempo dirá… Pero lo cierto es que la historia de Hortensia se explicará como un ejemplo sobre cómo, en la actual era digital, lo imaginado puede llegar a trascender los límites de lo concreto.

Andrés Reisinger y Júlia Esqué. Retrato juntos

Andrés Reisinger, Designer / Art & Creative Director
Júlia Esqué, Textile Designer / Production Leader

Fotografías: Enric Badrinas y Salva López

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