Oda a la escoba.
Mucho se ha hablado y beatificado a la fregona, o mocho, desde que Manuel Jalón, un ingeniero aeronáutico y oficial del Ejército del Aire, la inventara en 1956. La fregona ha sido siempre la protagonista más mimada en los rankings de inventos insignia patrios, compitiendo con Chupa Chups, el futbolín o la jeringuilla desechable. Ciertamente, su funcionalidad supuso una gran mejora para la humanidad (en especial para los mártires de la lumbalgia), pero su estela eclipsó a su vieja compañera: la escoba. Ha llegado el momento de dignificar a la escoba. Y marcas como Northern, Iris Hantvert o Fattobene lo saben.
La literatura y la tradición popular siempre han tenido claro que la escoba era algo más que unos pelillos de fibra fijados en el extremo de un palo. Desde la primera vez que alguien, en algún momento de la historia de la Humanidad, agarrara un manojo de ramas para recoger porquería del suelo, y hasta el día de hoy, la escoba ha evolucionado a la par que ha aumentado la aureola mágica que la envuelve.
Dejando de lado que las brujas la usaban para volar, y Blancanieves y Cenicienta para encontrar consorte, la escoba ha logrado escalar en dignidad. De objeto maltratado, relegado al armario de los trastos, se ha convertido, gracias a algunas marcas y diseñadores, en una pieza de culto que, incluso, esconde cierto status. Veamos algunas de estas preciosidades.
Back to the basics, de Northern
En un mundo en el que andamos por casa esquivando aspiradores autónomos con nombre de iRobot, es un regalo divino que una marca como Northern apueste por volver a los básicos. Según los de Oslo, hay que ofrecer alternativas a la ola de gente low-tech, saturada de tantos gadgets y dispositivos electrónicos. Y es que, efectivamente, hay una nueva corriente que quiere volver a los utensilios cotidianos y herramientas de toda la vida. Por ello, justo este mes de agosto, durante la Oslo Design Fair, han presentado una colección de escobas, recogedores y cepillos cuyo diseño está pensado para lucir. Las escobas se convierten en un elemento más de decoración.
Fotografías Chris Tonnesen
Nuevas formas, de Gam Fratesi
Gam Fratesi, uno de los tándems creativos más prolíficos y exitosos de los últimos años, han demostrado que aún no está todo inventado. En su colección Baffi, para la empresa Swedese, Stine Gam y Enrico Fratesi reinventan la escoba. De líneas rectas y con un gran y funcional agujero para colgarla. Está hecha de cerdas de crin natural y haya maciza. Una pieza de lo más analógica que, de tan hermosa que resulta a la vista, no se sabe si se trata de un utensilio de limpieza o de un objeto de decoración.
El recogedor de migas más famoso, de Normann Copenhagen
Un diseño de Ole Jensen en boga desde 2002. Sencillo, flexible, llevable, lavable, transportable y funcional. Está construido a partir de una pieza plana de plástico, conformada para agarrarlo cómodamente. El material, totalmente flexible, facilita la recogida de migas, motas de polvo y cualquier micro suciedad que se preste. La mini escoba está hecha de madera y cerdas naturales. Todo un clásico de Normann Copenhagen para tener siempre a mano.
Andrée Jardin: para todos los gustos y necesidades
La marca francesa Andrée Jardin basa toda su gama de productos en el mundo de las cerdas. Fabrica escobas, cepillos y escobillas de máxima calidad y con un diseño impecable. Los tiene para todas las necesidades y estancias de la casa: cocina, baño, higiene personal, jardín… Las escobas perfectas para los amantes de lo auténticamente retro.
El proyecto social de Iris Hantvert
Son suecos y su core business es, también, la brocha de cerdas. Iris Hantverk es una compañía de valores cuyo equipo se compone, en parte, por artesanos con discapacidad visual. Fabrican como se hacía antiguamente, según la tradición sueca y con los mejores materiales. Tienen todas las escobas y cepillos imaginables.
La rasposa, la de toda la vida
Encontrar una simple escoba en la tienda del MoMA ya indica, cuanto menos, que tal vez su sencillez es hoy una rareza. La marca Fattobene, fundada en 2015 por Anna Lagorio y Alex Carnevali, se dedica básicamente a eso: a rescatar hermosos objetos tradicionales, re-descubrirlos y devolverles su esplendor. Viajan por Italia en busca de piezas cotidianas, atemporales, clásicos de la tradición artesana del país. Objetos irresistiblemente encantadores, como las escobas hechas a mano en la región del Véneto.
La escoba que se mantiene siempre de pie
Fue un diseño de Poh Liang Hock, de Malasia, y bien le valió un Red Dot Award en 2012. Su idea era hacer una versión mejorada de la escoba tradicional, resolviendo uno de sus problemas habituales: que se cae al suelo. Con un simple diseño, a la par que ingenioso, creó la Standing Broom. Se sostiene por sí misma, sin necesidad de apoyarse en ninguna pared gracias al pliegue del cepillo.
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