Harmay: nunca habrías imaginado una tienda de belleza así.
Nuestra imagen asociada a un comercio de cosméticos incluye espejos, neones y mucho brillo. Una idea que desmiente AIM Architecture con su propuesta para la nueva sede de Harmay en Hong Kong.
Wendy Saunders, Vincent de Graaf y su equipo nos proponen un ejercicio de imaginación (siempre y cuando no estemos en este instante paseando por las calles de la capital hongkonesa):
«Una calle bulliciosa y sinuosa de Hong Kong, repleta de tiendas, restaurantes y puestos de comida. Persianas metálicas abren y cierran cada escaparate; en el interior, los estantes están llenos de paquetes y productos. Pasa desapercibido. Pero aún así, tras un segundo vistazo, te fijas: una fachada de acero perforada, iluminación LED, un interior organizado, casi austero e inesperado, que invita a entrar». Bienvenidos a Harmay, una tienda de cosméticos nada convencional.
Industrial, brutalista y de la vieja escuela
El consumo moderno está viviendo una época de cambios prácticamente inmediatos. Se buscan experiencias, además de conveniencia. Ése es el desafío de los vendedores actuales. Como Harmay, minorista de cosméticos en línea, que se adentró en el mundo físico en 2017 en Shanghai. De la mano de AIM Architecture, abrió un espacio nada convencional, en el que materiales de obra como ladrillo y mortero dejaban todo el protagonismo al producto.
Su nueva ubicación en Hong Kong nace inspirada por las antiguas boticas y farmacias. Una boutique de cosméticos «de la vieja escuela», en la que los visitantes se dejan sorprender y se alejan de las comodidades de la era digital.
El orden de los cosméticos
Al entrar, los cajones de acero inoxidable se alinean en la mayoría de las paredes, lo que le da al espacio una presencia ordenada y relajante. Enfocado no ya a la compra, en estos días en que podemos hacerlo gracias a un clic, sino a hacer descubrimientos.
Un enfoque innovador y audaz para el comercio minorista, que concibe el espacio como una posibilidad de explorar y descubrir tesoros escondidos. La señalización sutil guía a los huéspedes a abrir cajones, revelando los productos cosméticos que se encuentran en el interior.
En un homenaje a la arquitectura en ruinas, el espacio se ha dejado en crudo, sin tocar, tal como se lo encontraron AIM. Al ser áspero, se busca sumergir al comprador en la experiencia táctil de las compras tradicionales.
En el segundo piso, al que se accede a partir de una escalera de cemento, los armarios con espejos de acero inoxidable están suspendidos del techo, con superficies reflectantes que ocultan su existencia. Un diálogo poderoso entre el pulido de los espejos y el espacio encontrado, que crea una intimidad con los productos para ponerlos directamente en manos de sus clientes.
Las calles de Hong Kong son notoriamente estrechas, pero a pesar de su pequeñez, los dos pisos están conectados espacialmente a través de las omnipresentes paredes de ladrillo en bruto, los techos de cemento y el piso continuo, creando una ilusión imprevista y espaciosa.
La sala de maquillaje, con recubrimiento de acero inoxidable, se hace eco de esto, con su pared de vidrio para que los visitantes adivinen su función. La cortina por su parte genera una privacidad lúdica, dejando solo los pies expuestos.
Uno de los beneficios de las compras en línea es «saber lo que quieres, hacer clic y recibirlo». El nuevo espacio de Harmay en Hong Kong es un contrapunto elegante. Diseñado para el consumidor curioso y comprometido, y el pasajero casual que entra esperando una cosa y encuentra lo inesperado.
HARMAY 话梅美妆
No. 11 Gough Street, Sheung Wan
Hong Kong, China
Fotografía: Dirk Weiblen