L’Atelier: un estuche arquitectónico para exquisitas joyas gastronómicas.
IDEO Arquitectura parte de la idea del atelier artístico, para desarrollar este espacio experimental dedicado al mundo de la repostería.
Mostrar a los comensales el proceso de elaboración de los diferentes platos no es una idea nueva, y hoy en día hay muchos restaurantes en los que el límite entre comedor y cocina es cada vez más difuso. Esta idea de transparencia es la que se ha querido transmitir en el obrador, tienda y escuela de pastelería L´Atelier. IDEO Arquitectura es el autor de este espacio que abrió las puertas el pasado mes de abril en Barcelona.
Los promotores del proyecto, Ximena Pastor y Eric Ortuño, querían un espacio rompedor, único y vanguardista, en el que poder mostrar su universo creativo a la ciudad y al sector.
El equipo dirigido por Virginia del Barco partió de la idea de atelier o taller artístico – un laboratorio donde experimentar con materias primas relacionadas con el arte – para acondicionar este gran local de 500 m2. Evocando la imagen anárquica y mágica que se asocia a este tipo de espacios, los autores trataron de fusionar el aparente caos de un obrador con la perfecta armonía de una boutique de pastelería.
Para ello decidieron mantener los paramentos en su estado primitivo, con sus imperfecciones e instalaciones a la vista, forrándolos tan solo con una delicada envolvente transparente a modo de caja-joya.
De esta forma, dos mundos aparentemente contrarios se relacionan mediante una doble piel arquitectónica; la existente, fabril y trabajada, y la nueva, bella y delicada. Se deja a la vista de cliente el bloque de termoarcilla de las paredes, el forjado y las columnas de hormigón visto, cableados, tuberías y bajantes. No se ocultan, pero se suaviza su dureza mediante una sofisticada piel separada veinte centímetros del muro y del techo existentes. El espacio se convierte en un cofre, que transforma cualquier creación pastelera en una pequeña joya enmarcada en su vitrina.
Técnicamente, materializar la idea a través de una caja de vidrio, tanto en paredes como en suelo y techo, era excesivamente complicado. IDEO Arquitectura encontró la viabilidad del proyecto utilizando un panel machihembrado de policarbonato semi transparente de treinta y tres centímetros de ancho, fácil de manipular y trabajar. Con este material se han definido también las particiones de la escuela. El resultado, una vez ejecutado, deja ver los paramentos originales del local de un modo velado o difuso.
Para llevar hasta las últimas consecuencias el concepto de pastel-joya, la selección de color era de gran importancia. Se optó por la gama de los oros, escogiendo finalmente el color PANTONE 118, un ocre con tintes dorados que se adapta mejor a la sobriedad del estilo de Eric Ortuño. El primer paso consistió en pintar todos los paramentos de la pastelería de ese color, y al colocar la segunda piel de policarbonato, ésta se impregnó de ese color, irradiando el ocre-oro del fondo a todo el espacio.
En la zona de la escuela no se colocó la segunda piel de policarbonato, y se optó por una solución más sencilla. Los muros se dejaron en gris y sólo una franja en el techo se pintó de color ocre.
Al no contar con una excesiva altura libre, se trató de ampliar la sensación de amplitud visual, sustituyendo la típica escayola continua por una rejilla de metal, que se tiñó de color ocre, con la intención de que la escuela se contagiara del espíritu de la pastelería.
La iluminación juega también un papel muy importante para reforzar la idea. En la escuela se optó por esconder los LED sobre el falso techo dorado.
En la zona de la pastelería se buscó sobre todo por la funcionalidad y el fácil mantenimiento. Se desestimó la idea de iluminación continua perimetral en el suelo, y se apostó finalmente por un damero de luces puntuales y equidistantes escondidas tras la piel de policarbonato.
Para resolver el tema del mobiliario, en la zona de venta se propuso una potente única pieza. Se trata de un elemento de 6 metros de longitud en voladizo, que hace las veces de mostrador. Se apoya en un pilar central en en el que vitrinas, armarios y electrodomésticos quedan ocultos tras un acabado continuo de micro cemento gris.
En los baños se utilizó un acabado de gresite de Hisbalit en tonos dorados y ocres, elevando el carácter de una zona aséptica al mismo nivel que el de la boutique-joya.
El resultado final hace de L’Atelier un espacio mágico y envolvente. IDEO Arquitectura consigue que el observador, aunque se encuentre dentro de una caja-joya, siempre tenga presente en su inconsciente, a través de la visión de los paramentos en bruto del local, el origen de cualquier creación artística que se lleva a cabo en L’Atelier.
Fotografías: © José Hevia
L’Atelier Barcelona
Carrer de Viladomat, 140 bis
08015 Barcelona