Mujer, Florero. El diseño femenino toma las riendas.
Tras la exitosa exposición Mujer, Objeto, las organizadoras exploran de nuevo el rol de la mujer en el contexto del diseño nacional. Mediante el trabajo en torno al jarrón, 20 diseñadoras emergentes desafían el concepto ornamental del florero (y sus connotaciones peyorativas asociadas a la mujer).
El florero. Un objeto simple. De cerámica, vidrio o metal. Habitualmente más alto que ancho, cuyo uso es más decorativo que funcional. Un objeto, que, asociado a la figura de la mujer, adquiere un sinfín de connotaciones negativas. Una mujer ornamental, relegada a un valor puramente estético. Una mujer, digámoslo abiertamente, sin voz ni voto.
Mucho más que un ornamento
Sin embargo, el colectivo Mujer, Objeto ha tenido la habilidad de revertir el significado de dicho objeto, más allá de su naturaleza pasiva. 20 diseñadoras emergentes han dotado de nuevos sentidos al florero. Algunas lo han hecho desarrollando su intrínseca belleza estética, otras teorizando alrededor de su nomenclatura o experimentando con nuevas formas, materiales y tecnología.
Participantes
La exposición pudo verse en Central de Diseño / DIMAD, Matadero Madrid durante el Madrid Design Festival, entre el 21 de febrero y el 5 de marzo. Estuvo comisariada por Teresa Fernández-Pello y Claudia Paredes y contó con la participación de Raquel Quevedo, Carla Cascales, Sara Regal, Ainhoa Garmendia, María Ramírez, Marta Armengol, Inés Llasera, Ela Fidalgo, Irene Infantes, Mar Blanco, Nazara Lázaro, Valeria Vasi, Paula Clavería, Laura Sebastianes, Omayra Maymó, Carlota Rodríguez, Elena y Selina Feduchi, Sara Torres, Claudia Paredes Intriago, Teresa Fernández-Pello.
Valeria Vasi: Gaia
Las piezas que realizó la ceramista Valeria Vasi para Mujer, Objeto nos fascinaron. Pronto se convirtieron en una de las imágenes más emblemáticas de la exhibición. En esta ocasión, la artista ha trabajado con vidrio transparente para crear Gaia. La obra parte de la idea del círculo como elemento femenino, la representación del movimiento del universo, elemento matriz que da la vida. El material, cristal, fue elegido por su transparencia: evoca lo intangible y lo volátil.
Carla Cascales: Seda
Para la ocasión, la artista barcelonesa Carla Cascales ha creado una escultura en línea con su trabajo habitual: la belleza de la imperfección. Elaborada en cristal y seda cruda, su pieza se rompió en el proceso de moldeado. La cicatriz de dicha rotura representa ese equilibrio entre la fragilidad y la dureza. La obra se convierte en una metáfora de la mujer independiente, fuerte, que no tiene pudor a mostrar su fragilidad.
Paula Clavería: Sin título
Su escultura de Paula Clavería, hecha en hierro y latón, simboliza la anulación de la mujer que, al igual que la flor, queda relegada a la exhibición sin elección. La pieza representa un ser que es contemplado meramente por su valor estético. Enmarca una feminidad endiosada basada únicamente en su belleza y capacidad reproductora.
Elena y Selina Feduchi: Todo To Do
En esta ocasión, las artistas Elena y Selina Feduchi invitan a la reflexión sobre el género. ¿Por qué un florero se asocia a lo femenino y la construcción a lo masculino? Su obra está elaborada con tuberías de butano, color naranja, con base de escombro y azulejo blanco. La planta nace del escombro y, así, lo aparentemente frágil supera lo irrompible. La descontextualización de los materiales rompe el estereotipo de lo femenino y lo masculino.
Ainhoa Garmendia: Coral
La diseñadora de producto Ainhoa Garmendia se ha centrado en dar voz a la mujer. Para ello ha creado una pieza, Coral, realizada en cerámica, con torno y esmaltada, que toma cierta forma de megáfono. El florero se convierte en una herramienta para amplificar la voz de las mujeres y darles espacio a que nos comuniquen su mirada.
Podéis ver todas las obras participantes en la cuenta de iG @mujer.objeto
Fotografías de © Amalia Wakonigg
