Snøhetta construye un templo de cristal para Swarovski.
Con una estructura que combina hábilmente el diseño, el desarrollo de producto y la producción, el proyecto aúna en un mismo edificio los procesos creativos más visionarios con los requisitos técnicos de producción. «El Swarovski Manufaktur establece un nuevo estándar de fabricación inclusiva», explica Kjetil Trædal Thorsen, Socio fundador de Snøhetta. De esta forma, se logra reunir en un mismo espacio a clientes, diseñadores, artistas, investigadores, operadores de maquinaria, técnicos y público general.
Una gran escalera abierta funciona como punto de encuentro. Además, proporciona acceso a la planta principal desde la plataforma de madera estructuralmente suspendida del techo. Las oficinas y salas de exposiciones y presentación quedan integradas en escultórica galería de madera.
Control lumínico y acústico
Aberturas en el techo, bautizadas como «cassettes», introducen la luz natural en el edificio. 135 huecos recubiertos con un protector solar que tamiza la iluminación, abiertos sobre una superficie de acero blanco autoportante. En ella se dibuja un patrón repetitivo de 6×3 metros, con una rejilla ligeramente sesgada. Además, los paneles acústicos perforados que revisten el techo aseguran un adecuado confort acústico.
«El diseño de Swarovski Manufaktur facilita las colaboraciones innovadoras, los intercambios creativos y una rápida implementación de ideas», señalan desde Snøhetta. Se logra así un espacio atractivo y estimulante. En lugar de centrarse en los procesos de producción físicos, éste fomenta la creatividad.
Los materiales elegidos potencian el carácter luminoso y acogedor del espacio. Las paredes se han pintado de blanco, y paneles de madera de abedul claro revisten el suelo y la plataforma escultórica de la segunda planta. Desde ella se disfruta de una visión general del generoso espacio inferior.
Juego de contrastes
La luminosidad se potencia cuando los visitantes acceden al espacio a través de un puente que comunica el Swarovski Manufaktur con el Campus 311. Una oficina situada en una antigua fábrica con un interior dominado por una paleta de oscuros colores.
En la nueva fábrica, todo el proceso de producción del cristal Swarovski se reproduce a pequeña escala. Para ello, la planta principal contiene la máquinaria necesaria para producir prototipos o series de pequeños cristales en el menor tiempo posible. En caso de que cambien los estándares técnicos o las especificaciones, la flexibilidad espacial permite que la producción se reorganice para cumplir con los nuevos requisitos tecnológicos.
Con una certificación LEED oro, el edificio no solo establece un nuevo estándar para el futuro del trabajo creativo, sino también para la sostenibilidad.
Fotografía: David Schreyer