El hogar cambiante de un treinteañero y su gato en Lavapiés.
Ignacio G. Galán [igg – office for architecture] y TallerDE2 Architects, de Arantza Ozaeta y Alvaro Martín Fidalgo, son los autores de este singular proyecto, con el que reinventan lo cotidiano. «Las dinámicas cotidianas involucran una gran cantidad de actores y prácticas que establecen relaciones inestables con los marcos arquitectónicos», explican los arquitectos. Una tipología cambiante, que constantemente desafía la idea convencional de la domesticidad y la familia como la unidad tipo de la vivienda.
Una arquitectura cambiante
A partir de estas premisas, [igg – office for architecture] y TallerDE2 Architects proponen una nueva forma de arquitectura doméstica. Una tipología flexible, equipada con una serie dispositivos que dan respuesta a los patrones cambiantes de sus habitantes.
El proyecto convierte una organización obsoleta, distribuida en una secuencia de pequeñas estancias, en un entorno abierto y luminoso. Interconectados, los nuevos espacios respetan una estructura original que ordena la distribución.
Desarrollada en tres crujías, la planta ocupa tres paralelepípedos paralelos a fachada. Cuadrado, el primero alberga un pequeño aseo y la cocina abierta a un patio.
Sin ventanas, la crujía intermedia se ocupa con el comedor, el dormitorio y el baño. Los dos primeros, abiertos a las estancias volcadas a calle, del salón y el estudio.
Huecos abiertos en los tabiques permiten que la luz natural penetre hasta las zonas más oscuras de la casa.
Una original estructura, con marco de madera y trama de cuerdas da forma a un jardín vertical. Con el tiempo, las plantas construirán un original telón de fondo vegetal en el comedor.
Grandes puertas abatibles traslúcidas permiten separar o unir el salón del estudio, y este último del dormitorio. De esta forma, la configuración varía para dar respuesta a las necesidades de cada momento.
Entre mobiliario y arquitectura
Una serie de intervenciones, a medio camino entre mobiliario y arquitectura, dan forma a los espacios que construyen la casa. Con ellos se da respuesta a las necesidades de sus ocupantes: un gato y un treinteañero. El propietario encuentra en la casa no sólo un refugio privado, sino también espacio para su vida laboral y social.
«La distribución se construye a partir de pequeñas intervenciones que estructuran tanto la vida cotidiana como las formas de socialización», señalan Ignacio, Arantza y Álvaro. De esta forma, los espacios evolucionan con el paso del tiempo y las necesidades, permitiendo futuras transformaciones.
Fotografía: Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán + Rocío Romero)