La cabaña moderna con vistas al lago está en Canadá.
La cabaña está situada en la vera del lago Charlebois perteneciente a la localidad de Sainte-Marguerite-du-Lac-Masson, en la zona del Quebec. Se trata de una residencia de vacaciones para una pareja que impuso como requisito que, precisamente, fuera moderna y estuviera abierta a la naturaleza.
En concreto pidieron que tuviera vistas al lago, lo cual fue posible gracias a un terreno ligeramente en cuesta y orientado a la laguna.
El estudio de arquitectura de Paul Bernier, en Montreal, se hizo cargo del proyecto, el cual destaca por su planta en forma de L, un volumen incrustado en el punto donde las dos alas se unen y unos interiores con vistas al exterior.
La forma de L que se le ha dado a esta cabaña moderna responde a la necesidad de que toda la casa tenga vistas al lago, acristalando la fachada correspondiente mediante una serie de ventanales. Además, permite tener el sol de cara, cosa que no hubiera ocurrido con otra orientación y distribución.
Cada ala reúne estancias del mismo tipo. Un ala, las zonas públicas: cocina, comedor y salón. La otra, las privadas: dormitorio, baño y lavandería. La primera incluye también un porche.
El volumen entre medias alberga un garaje, un dormitorio secundario y una oficina. Es el único espacio que cuenta con dos alturas, ya que otra de las peticiones de los dueños fue que la vivienda intentase contar con sólo una planta.
Para distinguir este hecho diferencial, el arquitecto se valió de la combinación de distintos materiales, técnica que ha convertido en el sello personal de su estudio.
La fachada de la planta principal está revestida de madera de cedro teñida de negro, mientras que el volumen de dos plantas está recubierto por una capa de acero Corten, cuyos materiales – cobre, cromo y níquel – proporcionan químicamente una película impermeable y dotan a la superficie de los tonos anaranjados y marrones propios de la oxidación.
En el interior de la cabaña, el volumen también se distingue por la aplicación del color gris, en contraste con el blanco del resto de paredes de la vivienda. Este gris aporta un punto de sofisticación y misterio al espacio al que contribuye la escalera con peldaños en voladizo de madera.
Minimalismo en los materiales
En cuanto al interiorismo de la vivienda, el blanco y gris siguen combinándose, pero este último mediante el mobiliario, o –tirando a negro– en las estructuras de los ventanales, la chimenea y el perímetro de la cocina, abierta al salón y comedor.
La madera se suma en los espacios de día a través de las superficies de la mesa del comedor y en algunos revestimientos de la cocina.
El suelo del porche también es de madera, en contraste con los azulejos del pavimento interior, siendo junto con el ventanal acristalado, los únicos elementos que rompen la continuidad entre la zona de día y el porche.
Fotografías: James Brittain