Soñar con el bosque en una casa de Elche.
Para el arquitecto alicantino Antonio Maciá Mateu entender las necesidades de las personas que van a utilizar cualquiera de sus proyectos, especialmente si son viviendas, es una premisa fundamental. En el caso de esta vivienda situada en el casco histórico de Elche, sus propietarios le confesaron que les encantaría vivir en un bosque, pero de lo que disponían era de un pequeño solar entre medianeras.
De esta manera, el proyecto arranca con una investigación sobre este tipo de ecosistemas y cuáles de sus características pueden ser aplicadas al diseño de una vivienda unifamiliar. La vegetación, el crecimiento con el paso del tiempo, los espacios amplios o introvertidos, la iluminación cenital… fueron las que trataron de trasladarse a este proyecto. Si el bosque como tal quedó descartado, sí se conservó la verticalidad de las estancias entorno a un patio vegetal, rescatando la idea infantil de las casitas de los árboles. Aunque sea de un modo muy simbólico, los clientes consiguieron su sueño.
La vivienda resultante cuenta con tres plantas interrelacionados a través de un patio vegetal. La tercera la ocupa una terraza solarium, que tiene acceso desde dicho patio.
Dos mundos diferentes
La casa se organiza en dos niveles. La principal intenta ser fiel al punto de partida. Plantea un único espacio a dos alturas, que se vuelca más al patio situado en la parte posterior que a la fachada que da a la calle. Sobre este espacio central diáfano se ubican dos habitaciones, a modo de ‘cabañas’ altas sobre los árboles.
La iluminación de este vacío se realiza a través del patio, y se refuerza cenitalmente con tres lucernarios circulares.
La zona secundaria está compuesta por la cocina en la planta baja y el dormitorio principal en la segunda. Frente a las orgánicas curvas que caracterizan a los voladizos de la zona principal, su forma es más regular, estrecha y cerrada.
Una pasarela comunica ‘las cabañas’ con el dormitorio principal. De esta forma se obtiene una visión elevada del patio y de la zona de estar-comedor a doble altura.
Se ha tratado de no perder la conexión visual de la cocina y el dormitorio principal con el espacio central de la vivienda.
En dicha habitación se intensifica a través del gran vidrio que se ha utilizado como cerramiento. Permite una espectacular visión de la fachada curvada de una de las ‘cabañas’ bañada por la luz cenital, enfatizando la sinuosidad de su volumen.
Otros detalles, como los troncos insertados en el pavimento de hormigón en la zona del patio, evocan la simbología de su hábitat soñado.
Fotografías: © David Frutos