Vivir entre cajas de polipropileno.
«Los propietarios, una pareja de arquitectos con un bebé en camino, querían una casa que evolucionase con sus necesidades» explican los autores del proyecto. Combinando pasado, presente y futuro, la casa superpone dos órdenes contrarios y a la vez complementarios. Un ‘encuentro desordenado’ donde compartir una nueva vida.
Cajas de polipropileno
A pesar del buen estado de la casa original, se optó por dotar de un carácter completamente distinto a la nueva casa. Los tabiques originales –que aún pueden leerse en las molduras que recorren el techo– se eliminaron. En su lugar, se colocaron cajas de polipropileno traslúcido de la marca Muji. Un material plástico con una altísima resistencia al calor y que no amarillea con el tiempo.
En la nueva casa, los límites entre las distintas estancias no son fijos, sino que varían. El momento del día, la iluminación, los objetos acumulados o la actividad que albergan determinan su configuración. De esta forma, el espacio se presenta incompleto y sin finalizar, como un organismo vivo y en constante transformación.
Muros, espacios de almacenamiento y pantallas de luz
Compuesta por 20 tipos distintos de cajas, la estructura que da forma a la vivienda se despliega, acercándose y alejándose de su perímetro. Además de separar estancias, estas funcionan como espacio de almacenamiento y pantallas de iluminación. Se optimiza así la superficie disponible, al ordenar en un único elemento todas las infraestructuras.
Para facilitar el montaje y desmontaje de las cajas, se ha optado por un sistema muy sencillo, que permite apilar las cajas en tabiques y muebles de muy diversas alturas, con chapas metálicas señalando los umbrales.
Materialidad traslúcida
Se genera una materialidad traslúcida que tamiza la luz natural, permitiendo su entrada a las zonas más oscuras de la casa. Además, en todo momento los habitantes son partícipes de los objetos ‘escondidos’ en el interior de las cajas.
Tubos LED de 360º bañan de luz las molduras del techo y las cajas, generando interesantes efectos visuales por la noche. Sobre los muros que no alcanzan la altura máxima los tubos se descuelgan, prolongando así su huella.
El pavimento es de madera maciza de iroko –de exterior en las zonas húmedas y la terraza–. Colocado sobre rastreles que ocultan los desniveles originales, funciona como un gran tablero sobre el que se desplazan las cajas.
«Para la ejecución de la obra desarrollamos un documento con todos los datos constructivos» explican desde Serrano + Baquero Arquitectos. Una suerte de ‘mapa’ de referencia que fue evolucionando con la obra y que ahora sus propietarios utilizan para orientarse dentro de la vivienda. «El plano es el reflejo, complejo y ordenado, de la casa y sus nuevos habitantes», añaden.
Fotografía: Fernando Alda