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casa de coderch en sant feliu de codines entrevista slowkind para diariodesign

¿Quieres vivir en una auténtica casa Coderch? 

Pocas veces en la vida se nos brinda la oportunidad de conocer tan de cerca la obra de un genio, de meternos en las mismísimas entrañas de un grande de la arquitectura. Ahora Jorge Salvador, sobrino de J. A. Coderch, nos invita a probar su casa. Un privilegio que él mismo entiende como un deber, el de compartir este legado con quien sepa apreciarlo.

En lo más alto de Sant Feliu de Codines, a escasos 35 kilómetros de Barcelona, entre pinos y rocas, se yergue, elegante y discreta, esta construcción del año 1972. Cuatrocientos metros cuadrados repartidos en ocho habitaciones con sus respectivos baños, un amplio comedor, dos salones con chimeneas, y un gran porche con piscina sobre unas vistas de ensueño. Un lugar mágico por su luz y por su diseño funcional, sencillo y avanzado en donde absolutamente todo se ha mantenido en su estado original gracias a la sensibilidad, al cariño y esfuerzo de sus dueños.

Esta casa es un viaje íntimo y personal al pasado más moderno, que ahora se puede vivir en primera persona.

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Tu tío José Antonio Coderch era el mayor de ocho hermanos, siendo tu madre una de ellos. ¿Qué recuerdos guardas de él? ¿Cómo fue el entorno familiar que viviste de niño?
Mi tío murió cuando yo tenía 23 años. Era una persona muy respetada, casi temida entre el círculo de primos que yo frecuentaba en mi juventud, supongo que por su fuerte carácter, pero no sé exactamente por qué yo tenía una relación especial con él. Era como si hubiera un cierto sincronismo entre nosotros …

¿Cuál es la historia de la casa? ¿Con qué motivo se hizo y por qué en Sant Feliu de Codines?
Mi abuela, la madre de José Antonio, padeció tuberculosis en la posguerra, y le recomendaron esta zona para su convalecencia. Mi familia vivió varios años en una masía, en “Can Deu” (que desde aquí podemos ver), y mi padre tuvo un sueño. Localizó el emplazamiento actual y encargó a finales de los sesenta a su hijo el proyecto de una casa con un despacho para poder compaginar los largos veranos con su trabajo y con el proyecto de retirarse aquí. Desgraciadamente, un infarto se lo llevó en el verano del 71 y mi madre (hermana de José Antonio), decidió seguir adelante con el proyecto. La casa la disfrutamos con mi madre y mis hermanos durante años. Yo creé una relación muy especial con el pueblo y su gente, y cuando mi madre murió en el 2001 yo me la quedé, donde viví con mi familia.

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Es evidente que la casa está totalmente integrada en la naturaleza que la rodea, en lo alto de una colina con impresionantes vistas. Aquí se respira paz y tranquilidad. De ahí, supongo, que sea tan abierta al exterior a través de grandes ventanales.
Una de las obsesiones de mi tío José Antonio y de mi madre era la discreción estética, evitar llamar la atención. La casa era muy grande y se estaba construyendo en un lugar muy expuesto. Recuerdo el enorme esfuerzo en “camuflarla” en el entorno usando elementos propios de la zona y así cicatrizar la herida que se hacía en la colina. Tanto José Antonio como mi madre decidieron que nunca debería parecer un jardín.

Todas las plantas tenían que ser autóctonas y no requerir más agua que la de la lluvia. Una de las cosas que nunca entendí en aquellos momentos (yo tenía unos diez años), era la obsesión y las largas horas de observación de José Antonio y su hijo Gustavo dedicadas a la orientación respecto al sol. Con el tiempo he sabido valorar la enorme “sabiduría” que permite que en verano no entre el sol en las zonas de día, mientras que en invierno se aprovechen hasta los últimos rayos… Es mágico. La percepción que se tiene de los espacios cuando se entra en la sala por primera vez y la tranquilidad que se transmite a través de los ventanales es impresionante. Pero lo más sorprendente es la permanencia en el tiempo de estas sensaciones, se logra que el disfrute sea consistente a lo largo de los años.

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La casa tiene casi 50 años pero su estética es absolutamente contemporánea. ¿El diseño de los años 70 está reñido con las comodidades y necesidades actuales?
Es curioso. Yo he nacido en un entorno puramente Coderch. Mi madre y mi tío tenían muchos puntos en común, tanto estéticos como de fondo, y creo que la larga convivencia en este ambiente me ha impedido durante años ser CONSCIENTE con mayúsculas de las bondades de la casa. Ahora es cuando soy plenamente reconocedor de lo genial sin ser ostentoso del diseño de la casa: los patios interiores, cada uno con su encanto, el juego de muros y paredes divisorias (que crearon quebraderos de cabeza cuando los dimensionaba), la magia de la luz natural y ventilación en todos los baños interiores,….todo estaba sencillamente pensado hasta el último detalle, con una vigencia que incluso casi 50 años después todavía sorprende. Es muy curioso ver las reacciones de la gente del ámbito del diseño y de la arquitectura cuando entran en la casa. Cada uno se fija en algún detalle nuevo, en las proporciones, en los acabados, las puertas hasta el techo, la integración del radiador en el mueble de la sala, mil pequeños detalles … Siempre aprendo de ellos.

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Conservas sus diseños, como sus archiconocidas lámparas DISA. ¿Has querido mantener la decoración original?
La casa mantiene muchos diseños de la época, como las lámparas DISA, pero también las TMM y “Cestita” de Milá o la “Eclipse” de Vico Magistretti. Sillas Thonet y “Superleggera” de Gio Ponti. Mesas de madera de bolondo diseño del propio Coderch, etc.,… Todo ello combinado con piezas clásicas de la antigua casa Coderch de la familia. Hemos querido mantener el espíritu original.

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En cuanto a decoración se refiere, ¿menos es más, no?
Sí, en la línea de la discreción Coderch que comentábamos antes. Ésta era una constante en la manera de entender la arquitectura, e incluso el interiorismo de tío José Antonio. Este verano estuvimos en la casa de la familia Coderch de Espolla, y fue uno de los puntos que destacamos con su hija mayor Ana Coderch y su marido. Quitar, no añadir … era un comentario casi obsesivo. Limpieza de líneas, sencillez, humildad, materiales básicos, que no por asequibles dejan de ser nobles. Creo que esta simplicidad original en sus obras es la que las convierte en avanzadas a su tiempo y a la vez, vigentes a lo largo de los años.

¿La casa se ha restaurado o ha sufrido alguna modificación a lo largo de los años?
No se ha hecho ninguna reforma, ni importante, ni superficial, durante estos 50 años. Y lo más bonito es que no se ha hecho por la increíble vigencia del proyecto. ¡No ha hecho la más mínima falta!

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Tu casa tiene un parecido innegable con otras de sus obras, se repiten muchos elementos: los escalonamientos en fachada, el uso de la madera de bolondo, el ladrillo visto, las chimeneas, las ventanas esquineras, las persianas metálicas, etc. Es una casa “muy Coderch”, es muy reconocible. ¿Eso la hace más valiosa?
Bueno, seguro que es muy reconocible, sobre todo muy asimilable a una época de Coderch. No me preocupa lo valiosa que pueda ser, sino el descubrimiento de un sentimiento nuevo: la recompensa de compartir la magia de la casa con terceras personas.

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Tienes recuerdos en esta casa desde que eras muy pequeño. ¿Qué ha significado para ti en el pasado y qué significa hoy?
He crecido y vivido desde los diez años aquí. Conozco cada centímetro, la he utilizado de niño, adolescente, recién casado, con hijas pequeñas, ahora compartiéndola con personas de todo el mundo… es una relación muy difícil de explicar, hay recuerdos en todos y cada uno de sus rincones. Las casas tienen ciclos que se van cumpliendo, al mismo ritmo que sus ocupantes. Es muy curioso analizar sus distintas épocas, cada una con sus peculiaridades. Coderch tenía un concepto de casa flexible que se entiende en función de estos cambios.

¿Siempre has sido consciente de lo excepcional que es vivir en una casa de Coderch?
Es un sentimiento nuevo para mí. Como he comentado anteriormente, he estado “inmerso” en Coderch desde que nací, y he dado por supuesto una serie de cánones que son excepcionales. No lo “aprecié” plenamente durante muchos años y es ahora cuando me he dado cuenta de su importancia. Podríamos decir que las experiencias de las personas que han venido aquí me han abierto los ojos y estoy muy agradecido. ¡Por fin aprecio lo que tengo!

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Ahora que tú eres el propietario ¿Cuáles son tus planes?
Ahora queremos poner esta casa al alcance de profesionales, profesores, estudiantes del ámbito del diseño y de la arquitectura, o de cualquier persona que quiera Vivir-Coderch.

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Queremos agradecer a Jorge Salvador y Reyes Recolons el tiempo que nos han dedicado para realizar esta entrevista. Más información sobre la casa en Casa Coderch Sant Feliu de Codines


Entrevista, fotografía y textos equipo Slowkind
Productora de contenidos digitales y editoriales. Creamos historias para inspirar, motivar y compartir – slowkind.com


 

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