Universo sensorial en el centro de Lisboa.
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A partir de un patrimonio tanto físico como intangible, relacionado con el valor simbólico de los objetos expuestos, la intervención apuesta por un diseño minimalista, que realza y complementa la fuerte identidad de la marca. Un espacio inclusivo, elegante, cosmopolita y con un fuerte atractivo sensorial, que respeta el interior original, organizado en dos cotas distintas, unidas por escaleras y con accesos independientes desde calles distintas.
Ocupado por una farmacia, el local con entrada por la Rua da Misericórdia ha conservado las vitrinas de madera que revisten las paredes, así como los techos de estuco blanco con motivos geométricos y vegetales. «La propuesta aquí ha sido preservar y restaurar las estructuras preexistentes, adaptándolas a las nuevas circunstancias» cuenta Mendes Ribeiro, que ha optado por colocar una única pieza en el centro de la sala, que revestida de latón pulido refleja la envolvente, permitiendo una circulación fluida y un uso libre del espacio.
Antes de acceder a la caja de escaleras, el visitante atraviesa una pequeña cámara intermedia que funciona como espacio museológico, con una selección de artefactos y reliquias dentro de una caja/archivo fabricado en latón pulido y madera de palo santo.
La escalera de mármol da acceso al espacio orientado a la Rua das Gáveas, que alberga un despacho para consultas, una peluquería, un espacio de archivo y una zona de estar.
Una banda perimetral de latón recorre toda la sala, generando un nicho lineal donde se exponen los productos Musgo Real. La zona interior se ocupa con muebles de archivo, con un frente reticular de cajones y un cajón continuo en la zona de la peluquería.
El frente opuesto oculta un lavaplatos, un mini-bar y un lector de vinilo, con una instalación de Joana Astolfi.
Fotografía: José Campos