Casa de playa urbana en la Barceloneta.
Dos habitantes y dos meses de estancia estival máxima fueron los puntos de partida de la intervención. 48 metros cuadrados en los que los interioristas han apostado por la optimización del espacio y una nueva distribución, derribando los muros de las antiguas habitaciones, cocina, baño y pasillos, para dar lugar así a tres únicas estancias segregadas pero visualmente conectadas.
Nada más entrar se accede al espacio vividero, con una mesa de comedor hecha a medida presidiendo el espacio, acompañada de sillas Masters de Kartell y una lámpara Bell de Normann Copenhagen. Cubriendo el espacio y completamente desnudos, los techos dejan a la vista las vigas y las bovedillas catalanas de arcilla tradicional, con las instalaciones necesarias para bañar de luz las paredes de ladrillo visto original, descolgar lámparas decorativas y garantizar una correcta climatización y ventilación, bajo ellas.
Con un gran lineal de cocina en uno de sus lados, el opuesto lo ocupa una acogedora zona de estar, con sofá y mesas de Maison du Monde.
Frente a las grandes ventanas balconeras abiertas a fachada, y separando el dormitorio, se ha dispuesto una original pieza de mobiliario que cumple una doble función, decorativa y de almacenamiento. Revestida de cristal, con carpintería de hierro y coronada con vegetación, esta suerte de alacena logra dotar de la privacidad necesaria a la suite situada tras ella, al mismo tiempo que permite la ventilación y el paso de luz natural.
Ya en la habitación, la pieza se convierte en un generoso armario de puertas correderas lacadas en un blanco que refleja la luz que entra por las ventanas interiores. Protagonista indiscutible de cualquier dormitorio, la cama apoya sobre un profundo cabecero hecho a medida, que funciona como maletero, mesa de noche y repisa decorativa, con una lámpara EOS LARGE de Vita Copenhagen sobre ella.
Un ventanal alargado comunica visualmente la habitación con el cuarto de baño, confiriendo al conjunto una mayor sensación de amplitud.
La fluidez visual y espacial entre las distintas estancias que se ve potenciada por los revestimientos utilizados, con pavimentos de suelo hidráulico y parquet de madera de roble desafiando los límites entre lo público y lo privado. A su vez, las piezas de mobiliario y las pequeñas cornisas ajardinadas se han utilizado para reforzar la sensación de continuidad entre las estancias principales, cada una con una vocación propia.
Los motivos marinos, presentes en algunos apartamentos de este antiguo barrio de pescadores, se han reducido a la tonalidad azul verdosa que tiñe algunas paredes, remarca piezas de mobiliario decorativo y guía la mirada desde el salón hasta el cuarto de baño, pasando por el dormitorio.
Fotografía: VICUDO FOTO