De la Roma clásica a la cultura pop: estilo Memphis.
“Puede que una mesa necesite cuatro patas para funcionar, pero nadie dice que las cuatro tengan que ser iguales”, llegó a decir Sottsass. Por cierto, lo de Dylan y lo de Memphis, que es un todo, es porque Stuck inside of mobile with the Memphis Blues Again era la canción que sonaba la tarde en que el colectivo se fundó: Bienvenido a los “porque sí” del grupo Memphis.
El nacimiento del colectivo
La primera colección del colectivo –donde además de Ettore estaban Hans Hollein, Arata Isozaki, Andrea Branzi o Nathalie du Pasquier, entre otros–, fue presentada al mundo en la Feria del Mueble de Milán, allá por septiembre de 1981. La respuesta del público y de los expertos fue tan ambigua como mediática: o amabas estas piezas coloristas y estrafalarias… o las odiabas. Algo que, por otra parte, suele suceder con aquellos modos y formas que rompen reglas y consensos.
Y es que, tras años de austeridad en el diseño –impuestos por la modernidad–, los muebles y objetos diseñados entre otros por Sottsass proponían una exuberante filosofía que cuestionaba todas las ideas preconcebidas sobre El Buen Gusto… así, en mayúsculas. ¿El objetivo? Hacer un llamamiento a diseñadores y creativos para que dejaran volar la imaginación.
¿Qué es el Buen Gusto?
¿Pero de dónde vino tanto escándalo? En las manos de estos diseñadores libres y audaces, los objetos adquirían formas inesperadas, en absoluto dependientes de su función. Basándose en figuras geométricas como cubos, esferas o cilindros –usados, claro, de un modo asimétrico–, retorcían proporciones rozando la anarquía barroca de lo kitsch.
“¿Por qué mantener nociones como buen o mal gusto?”, parecían preguntarse constantemente. Y nada mejor que echar un vistazo a las superficies de sus piezas para dudar sobre esa dicotomía que había dominado el diseño burgués: locos estampados de leopardo; dibujos geométricos de nuevo cuño; colores absolutos.
¿Lógica? La de la creatividad. Memphis abogaba por la desaparición de las fronteras entre lo barato y lo caro; lo culto y lo popular; el arte y la industria.
En cuestión de colores, ignoraron la preferencia por el negro –tan querido por los seguidores de la Bauhaus, primera escuela de diseño del siglo XX que abogó por la funcionalidad y la artesanía industriales– o los tonos naturales.
En su lugar desarrollaron una paleta rabiosa y llamativa: Rojos, amarillos, azules, verdes –cuanto más chillones mejor–, se yuxtaponen y complementan porque han de provocar una respuesta: emociones.
Los ’80 vuelven
Lo cierto es que, y a pesar de la polémica que arrastraron, en los últimos años hemos visto un retorno del vocabulario del colectivo Memphis. Lo comprobamos en la exposición que el Design Museum de Londres les dedicara en 2015. Además, Nathalie Du Pasquier está siendo requerida por empresas señeras del diseño actual como Wrong for Hay, La Chance o American Apparel.
Hace ya dos ediciones que podemos ver en la feria del mueble de Milán pudimos comprobar que el estilo Memphis de los años 80 es, de nuevo, tendencia. Formas geométricas para revestimientos pero también presentes en muebles como la lámpara de sobremesa Chroma (en la imagen), diseñada por Arturo Erbsman para Roche Bobois y hecha de filtros fotográficos coloreados.
¿Más influencia Memphis en el diseño actual? Fíjate en las superficies decoradas con grandes formas geométricas como triángulos o semicírculos, figuras romboidales y hexagonales en una especie de fiesta visual.
También percibimos la herencia Memphis en las –inagotables– combinaciones gráficas de blanco y negro. Ya sea en alfombras, papeles de pared, tapizados de muebles, laminados o suelos, el blanco y negro aparecía una y otra vez en los diseños del grupo… y también en muchas de las recientes propuestas de interiorismo.
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