Arcos y bóvedas para actualizar un piso clásico.
Lee más sobre Arquitectura G en diarioDESIGN.
Para los arquitectos, esta característica podía ser una excusa, o quizá un guiño a una manera de entender la rehabilitación. Dichas ventanas han servido para ordenar y dar ritmo a un piso muy alargado. Las tres fachadas gozan de luz natural y hacen que cobre sentido organizar todo el programa alrededor de una gruesa fachada interior, que convierte estos arcos en bóvedas.
Este esquema optimiza el paso de instalaciones de climatización, electricidad y agua, proporciona sitios de almacenaje a todas las estancias, y contiene lavadero, módulos altos de cocina, y aseo. A su vez, relaciona la intervención con la preexistencia y convierte la fachada exterior en resultado de lo que pasa en el interior.
Las estancias quedan relacionadas transversalmente de un modo generoso gracias al uso de puertas dobles que enfatizan que cada habitación mantenga una relación próxima con la contigua. Longitudinalmente, puertas dobles y ventanas interiores dan la posibilidad de tener una visual de fachada principal a posterior.
Las estancias de uso común, salón-comedor-cocina, encuentran su lugar en un extremo y las habitaciones en otro.
Los baños y aseo se agrupan en una sola pieza, haciendo ésta de filtro y a la vez de rótula de los dormitorios de la casa. Pudiendo convertirse en una gran zona de baño y aseo o en dos baños separados y un aseo independiente que se oculta en el grueso del ‘acueducto’.
Dos habitaciones para niños orbitan alrededor del baño, una de ellas temporalmente ocupada por cojines, dando lugar a una sala de juegos, habitación de invitados o sala de TV.
El conjunto de la intervención trabaja entre lo monumental y lo doméstico, sin olvidar los aspectos básicos de cualquier intervención en una vivienda.
Fotografías: © José Hevia