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El mundo del diseño se rebela contra el Brexit.

El estudio de arquitectura de Rem Koolhaas, OMA, creó hace 15 años el "código de barras de la UE", como símbolo alternativo y colorido de la Unión Europea. Un símbolo de optimismo, para demostrar que Europa como una podía ser algo divertido.

Un optimismo que parecía garantizado y que en este 2016 vemos cómo se desmorona: el Brexit en Reino Unido ha abierto esa brecha que ahora se plantean Países Bajos, Francia o Austria, reflexionando si el interés de las naciones individuales no sería mejor servido siendo «libres» para seguir su curso individual, sin las interferencias de Bruselas.

Esta instalación, parte de la exposición Fear and Love: Reactions to a Complex World del Design Museum, cuenta una historia diferente. Muestra una sala de estar simple: la que se podría encontrar en cualquier hogar europeo, incluyendo por supuesto Gran Bretaña. Los objetos cotidianos de la sala -mesa, sillas, sofá- tienen sus orígenes en varios países europeos. Artículos por cada Estado miembro de la UE, que juntos constituyen así un showroom de diseño europeo y, por lo tanto, inadvertidamente un símbolo de la colaboración europea.

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Las persianas verticales, que reflejan los colores de la Unión, controlan la cantidad de luz y aseguran la privacidad. Desde la década de los 1950, se han aplicado en toda Europa como una de las formas más baratas y efectivas de cubrir las ventanas y una de las formas más comunes de protección solar. Un sistema que no es perfecto: la conexión entre el listón y el cabezal giratorio, desde el cual la lama cuelga al mecanismo, es frágil y a menudo se rompe o se desconecta. En esta sala en particular, es la lengüeta que lleva los colores de la Union Jack, que se ha roto, dejando una apertura a través de la cual vemos los remanentes desalentadores del pasado histórico de Europa.

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Pero ahí queda la reivindicación, y pasemos a la celebración. 28 productos de diseño, uno por cada país, que defienden la colaboración y que dan resultado como conjunto. Míticos, famosos y anónimos, todos ellos funcionando como bandera de un diseño europeo. Que existe, sí.

Lámparas como la Arco de los Castiglioni (Italia), la Boa Nova de Álvaro Siza Vieira (Portugal) o la mítica Philips de mesa (Holanda). La mesas Barcelona de Mies van der Rohe (Alemania), y dos de café, de Alvar Aalto (Finlandia) y de Finn Juhl (Dinamarca). La estantería Mexique de Charlotte Perriand (Francia). La alfombra News de Martí Guixé para Nanimarquina es la representación española. Sillas Thonet (Austria), un reloj de Dieter Rams (Alemania) o la estantería Billy de Ikea (Suecia) son algunos de los más destacados representantes.

¿Quién no querría un salón así?

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