Un claustro de madera para H&M en Taiwan.
Las privilegiadas vistas sobre las montañas circundantes, unidas a la estructura del edificio, de grandes luces y altos techos, hicieron que los arquitectos optaran por una arquitectura abierta y continua. Espacios fluidos que promueven la creatividad, la personalización y la colaboración entre sus trabajadores, y que además potencian la relación entre dentro y fuera.
Para dar cabida a las diferentes necesidades de cada equipo se crearon dos espacios de trabajo separados, conectados por un área comunal o ‘patio’ que asegura la relación entre ellos.
Muy luminoso y rodeado por tabiques de madera en los que se abren arcos de distintas alturas y anchos, el patio simula una plaza al aire libre donde los trabajadores se reúnen a charlar, descansar, trabajar o comer juntos. «Hemos tratado de disolver la típica jerarquía de las oficinas tradicionales, diseñando los espacios desde una escala humana, con pequeños núcleos y áreas de descanso intercaladas» señalan los arquitectos.
Los puestos de trabajo se localizan en lo que ellos llaman el ‘claustro’, un espacio en forma de L con un lado volcado al interior del edificio y el otro con vistas al patio. Para señalar el transito entre las distintas zonas, los arquitectos han empleado distintos pavimentos, con hormigón vertido en el patio comunal, simulando un ambiente al aire libre; y alfombras con patrones geométricos en las oficinas, con las que se logra una sensación más cálida y textural.
Fotografía: Kevin Wu (cortesía de v2com)