Una casa dentro de otra casa, por Josep Ferrando.
La pieza encaja con los condicionantes del entorno protegido del Monasterio, la obligación de preservar la fachada principal y la cubierta, una anchura menor de 5 metros y un desnivel topográfico que hace que la parcela quede entre dos calles situadas a cotas diferentes.
La solución desarrollada consiste en insertar una casa de bloque de hormigón dentro de la casa entre medianeras ya existente.
Las medianeras de ésta incrementan su espesor para servir de filtro y de espacio servidor, generando a un lado lugar para almacenaje y al otro la promenade o espacio de circulación.
El vacío que generan ambos espacios servidores se convierte en la zona habitable. Espesores que construyen fachadas interiores en el sentido longitudinal y que aumentan la sensación espacial en el sentido transversal de la vivienda.
Del interior de la casa de hormigón, mediante el uso de perfiles metálicos en ele, cuelgan planos de madera que se adaptan a la topografía y a los huecos de las fachadas existentes, distribuyen el espacio y otorgan de calidez.
Se aprovecha el desfase para generar visuales cruzadas e inundar de luz todas las plantas hasta el semisótano.
El programa de la vivienda se fragmenta evitando la continuidad del plano horizontal del suelo a modo de lo que Adolf Loos nombró Raumplan.
En su conjunto, la secuencia de casas dentro de una casa que presenta esta vivienda va desde materiales más urbanos a materiales más domésticos, construyendo una junta vacía entre ellas que deja circular la luz y las visuales por todos los espacios.
El vacío interior se convierte en la plaza o espacio público de la casa. Ese espacio donde todas las miradas se cruzan y las relaciones se construyen a través los muebles-barandillas que se vuelcan a él.