Gastronomía contemporánea y atemporal en Mextizo.
Este restaurante, ubicado en la ciudad condal y parte ya indiscutible de su extensa oferta gastronómica, apuesta por la diferenciación a través de una identidad singular y una personalidad propia que evita la mimetización; y que sus autores –los arquitectos Juli Capella y Miquel García, y la diseñadora Cristina Capella, de Capella García Arquitectura– definen como «un espacio contemporáneo para la gastronomía, basado en la optimización del emplazamiento, y un entorno afable, confortable y seductor para el visitante».
Ideada por Marín, la ‘cocina mexmediterránea’ –que supone la suma de la tradición taquera mexicana y los arroces y brasa mediterráneos– se convierte en el concepto principal de este espacio, que para sus autores «debía ser contemporáneo y a la vez tender a lo atemporal«. Una apuesta por el diseño en el momento presente, como respuesta ante la avalancha, tan freceunte estos últimos años, del interiorismo historicista, el vintage, el falso antiguo, los revivals y las interpretaciones del pasado.
La peculiar forma del local hace que el restaurante se distribuya en varias zonas, pensadas para distintos usos y momentos del día. Ya a la entrada, una zona semiexterior ofrece al cliente la posibilidad de comer o beber algo en contacto directo con la transitada calle Diputació, con un pavimento hidraúlico en tonos grises a modo de alfombra de bienvenida. Convertida en leitmotiv del nombre y toda la gráfica del local, la ‘X’ va más allá del significado tipográfico y hace referencia al mundo del cruce geométrico, vivencial y cultural, presente en elementos como la luminosa de la entrada, el tirador de la puerta, la tapicería o las franjas del pavimento.
Una original campana de latón cubre el bar, con una barra con frontal de listones de madera y sobre petreo sobre ella. Frente a él, una zona de mesas altas con taburetes se abre al espacio semiexterior, a través de unas cristaleras motorizadas que permiten las vistas y dejan entrar la luz. El mármol blanco, la madera de roble y el latón revisten mobiliario y pavimento, y generan una atmósfera luminosa y matizada. Además, una zona lounge permite al cliente disfrutar de momentos de mayor privacidad y relax.
De la zona lounge arranca el pasillo que lleva al interior del restaurante y que, con el jardín vislumbrándose al final, establece una interesante conexión visual y luminosa entre la calle y el jardín. Decorado con una sinuosa piel de medios cilindros de roble que recrea una cortina de madera cuidadosamente iluminada, el corredor va abriéndose a través de estratégicos huecos que comunican con zonas de servicio que el cliente normalmente no ve, además de dar acceso a los aseos, la vinoteca y el vivero de marisco. Una barra decorada con espejos hace posible degustar una bebida mientras se espera mesa, en un original espacio donde el pavimento cerámico con motivos en ‘X’ va progresivamente entremezclándose con la madera de roble fumé que reviste el suelo del comedor.
Situados al principio del pasillo, los aseos están revestidos de pequeñas baldosas hidraúlicas cortadas a mano, en forma de casa y diferentes tonos creando un motivo en gradiente. El lavamanos ha sido fabricado artesanalmente con conglomerado de piedra, siguiendo la curva de la pared. Las puertas están decoradas con una mirilla típica de las antiguas viviendas del ensanche barcelonés, que al girarse indican si el lavabo es para hombres, mujeres o mextizos.
El pasillo desemboca en una sala a doble altura donde se distribuyen las distintas zonas del comedor, con las paredes revestidas en un textil en tono lino y un techo con forma troncopiramidal invertida, realizado con placas de madera de roble perforadas que, con efecto acústico absorbente, dotan al espacio de calidad y calidez. Abierta al comedor, la cocina se convierte en foco de atracción para los clientes, con un look amable que huye del tan frecuente aspecto industrial, y donde el acero inoxidable casi ha desaparecido.
En el centro del comedor, una bancada perimetral define una isla en la que se disponen varias mesas, que pueden unirse o separarse según se necesite, hasta convertirse incluso en un privé. La ‘X’ vuelve a estar presente , esta vez en el tejido de Gastón y Daniela que tapiza la bancada. Del centro del techo troncopiramidal surge una escultura escultórica iluminada, enmarcada por espejos e inspirada en la construcción mexicana de Teotihuacan. Como un arbol invertido del que cuelgan plantas, se trata de un organismo vivo que se irá transformando con el paso del tiempo.
A la izquierda de la isla central, originales marquesinas tapizadas cubren una zona que alberga varias mesas, donde destaca la filigrana en latón de los paneles separadores de madera. Separando los espacios bajo cada marquesina cuelga una cortina metálica, que procura a estas mesas mayor privacidad y confort a pesar de encontrarse en un único gran espacio, a la vez que les permite seguir disfrutando de la visión general.
En el extremo opuesto se localiza una zona con grandes mesas, susceptible de convertirse en un comedor comunal privado gracias a una cortina textil decorativa que puede cerrarse o permanecer abierta, actuando además como pantalla acústica. Para la pared se ha elegido el diseño de Ronan y Erwan Bouroullec, Clouds, una gran nube de elementos textiles volumétricos en blanco y negro que funciona además como absorbente acústico.
La zona junto a la gran vidriera que da al patio ajardinado alberga una zona con bancadas corridas, así como una gran mesa de mármol comunal.
Todo el mobiliario es ergonómico, con amplias mesas y asientos acogedores que permiten alargar cómodamente la sobremesa, y la iluminación se ha resuelto con un sistema de luces Led donde cada foco está programado para conformar distintos ambientes según el momento del día y lograr así la atmósfera deseada.
Una gran superficie acristalada comunica el restaurante con el patio ajardinado trasero que, mientras que de día funciona como una privilegiada entrada de luz natural, de noche se convierte en un atractivo foco de atracción, con la gran ‘X’ iluminando la vegetación.
Fotografía: Rafael Vargas
Restaurante Mextizo
Diputació 239, 08015 Barcelona