Un dúplex en Londres para compartir en familia.
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La familia propietaria visita regularmente la capital británica por trabajo y placer. Deseaban que, con la nueva reforma, la vivienda pudiese ser utilizada bien por dos familias que se alojasen a la vez durante unas semanas de vacaciones, o bien sólo por dos adultos durante un breve viaje de negocios.
El punto de partida fue tratar de recuperar el estado original de la zona de estar de la primera planta, restaurando los tres grandes ventanales con forma de arco y la terraza con su barandilla de hierro, para que pudieran ser utilizados de nuevo.
Su siguiente actuación fue tratar de sacar el máximo provecho de la generosa altura libre, de 4,2 metros en total. En este punto, se decidió abrir la cocina a la zona de estar y, sobre ella, se situó un altillo que puede independizarse completamente mediante una serie de pantallas de policarbonato traslúcido, tanto en el lado que mira a la zona común como por la parte que comunica con la escalera.
Al mismo tiempo, una gran puerta pivotante permite la circulación a través de la casa, manteniendo la privacidad entre las diferentes áreas. Igualmente, se dio un diseño más racional a las habitaciones y baños situados en la parte trasera, que fueron equipados con nuevas unidades de almacenamiento.
Los acabados son intencionadamente sencillos: pavimentos y carpinterías de roble, y paredes de yeso pintadas de blanco. ello permite adaptarse mejor a los gustos de todos sus usuarios.
El mobiliario elegido es de líneas sobrias y elegantes. Sobre la mesa del comedor, destaca la presencia de tres escultóricas lámparas modelo Pleat Box (diseño de Xavier Mañosa & Mashallah) de la firma española Marset.
Fotografías: © Michael Franke