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Brasil, más alla de los JJ OO. Conoce su mobiliario icónico (I).

Tras tanto empacho brasileño este verano con los JJ OO de Río de Janeiro, que continúan ahora con los Juegos Paralímpicos, no podíamos cerrar el verano sin un repaso a la historia del diseño de este excitante país. Y lo hacemos gracias a nuestros colaboradores de Houzz.

Pocas butacas están a la altura de la silla Mole: sus mullidos cojines de piel, las correas de cuero ajustables y esa lustrosa estructura de madera de jacaranda que la convierten en sinónimo de comodidad. En su nuevo libro, Brazil Modern: The Rediscovery of Twentieth-Century Brazilian Furniture (Monacelli Press), Aric Chen sostiene que tanto esta butaca como sus compañeras de mediados de siglo, algunas de las cuales destacamos a continuación, merecen un lugar destacado –además de la samba, Copacabana o la Amazonia– como icono del país.

Silla Mole de Sérgio Rodrigues, 1957.
Foto: cortesía de R&Co.

En la introducción del libro de Aric Chen, Zesty Meyers, cofundador de la galería de diseño neoyorkina R&Co., explica por qué las piezas de mobiliario brasileñas son especiales. Asegura que una de las principales influencias que recibieron fue la inmigración y la combinación resultante de las técnicas de fabricación europeas de muebles con influencias indígenas y africanas, entre otras.

Silla Leve, 1942

Silla Leve, con estructura de madera de jacaranda, asiento y respaldo forrado de tela tejida a mano por Tara Chapas.
Foto: Sherry Griffin.

Aric Chen, crítico de diseño y curador de arquitectura y diseño en el museo M+ de Hong Kong, incluye en su libro breves biografías de los diseñadores brasileños más importantes de muebles de mediados del siglo XX.

Uno de ellos, Joaquim Tenreiro (1906-1992), aprendió el arte de la carpintería con su padre en Portugal y, posteriormente, se mudó a Río en 1928. Al principio, trabajó para estudios especializados en mobiliario de casas de lujo al estilo tradicional europeo, como el que se veía en los hogares de Chippendale y Luis XVI. Convencido de que estas piezas de estilo recargado ​​estaban fuera de lugar en su tropical país de adopción, empezó a experimentar con otras formas más sencillas.

En 1942, el trabajo de Joaquim Tenreiro llamó la atención del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, que decidió encargarle el mobiliario de una vivienda que estaba construyendo. Según Aric, esas piezas recibieron grandes influencias italianas, escandinavas y de la Bauhaus, y ese mismo año Joaquim Tenreiro creó lo que él mismo consideró su diseño más innovador: la silla Leve. Esta pieza destaca por sus cojines tapizados que flotan sobre una elegante estructura fabricada con madera de marfil (ivorywood), imbuia (similar a la del nogal) o jacaranda, y encarna el ideal de Joaquim Tenreiro sobre el mueble brasileño moderno: “Deben ser ligeros en su forma. Una ligereza que no tiene nada que ver con su peso, sino con la elegancia y la funcionalidad de los espacios”.

Silla Três Pés (tres patas), 1947

Foto: Sherry Griffin/R&Co.

“La historia del diseño en Brasil tiene su origen en la madera brasileña”, sostiene Aric. En un principio, los colonizadores portugueses se interesaron especialmente por la especie Caesalpinia echinata, a la que denominaron pau brasil, debido al tinte de color rojo vivo que generaba (“pau” significa “palo” en portugués y “brasil” proviene supuestamente de “brasa”). Más tarde, se convirtió en una madera muy preciada por su resistencia y flexibilidad, especialmente en la fabricación de arcos de violín.

La silla Três Pés muestra lo que Aric describe como la destreza sin parangón de Tenreiro en el trabajo de ebanistería con maderas brasileñas de colores vivos y de grano fino. En esta versión, cinco tipos de madera noble dan forma al respaldo y asiento estriados, que reposan sobre tres patas inclinadas. Estas sillas eran piezas muy especiales para Joaquim, que, según un artículo publicado en la revista Cultured (en inglés), siempre las consideró un diseño original y las reservaba para aquellos que le asignaran encargos importantes.

Silla Bola, 1951

Foto: Sherry Griffin.

Otro de los sellos distintivos del diseño brasileño es su actitud relajada. Aric señala, por ejemplo, que Joaquim reducía la altura de las mesas para que resultaran más cómodas. La arquitecta y diseñadora Lina Bo Bardi (1914-1992) pronto hizo su aparición estelar con la silla Bola: un trozo de cuero bien tensado y atado a una estructura de hierro coronada por dos orbes de latón. La creó expresamente para la Casa de Vidro, una residencia en São Paulo que diseñó para ella y su marido, el crítico de arte Pietro Maria Bardi.

La pareja se había mudado a Brasil desde una Italia devastada por la guerra, donde Lina había trabajado con Gio Ponti, en 1946. “Sentí que había aterrizado en un país increíble en el que todo parecía posible”, recordaba de su llegada a Brasil. “Estaba feliz y Rio no estaba en ruinas”. Un año más tarde, Pietro Maria Bardi se convirtió en cofundador del Museo de Arte de São Paulo, que dirigiría durante las siguientes cinco décadas y cuyo edificio de vidrio y cemento diseñó Bo Bardi.

La silla Bowl, 1951

Foto: Marco Covi para Arper.

Tanto en su arquitectura como en sus piezas de mobiliario, Lina Bo Bardi siempre buscó lo esencial, no solo a través de su pasión por las costumbres nativas, sino también de la importancia que otorgaba a la persona en la arquitectura. “Hasta que el hombre entra en un edificio, sube las escaleras y toma posesión del espacio en una ‘aventura humana’ que se desarrolla conforme avanza el tiempo, la arquitectura no existe”, aclaró en una ocasión.

La revolucionaria silla Bowl, su pieza más conocida, fomenta la interacción. Su asiento tapizado con forma de media esfera encaja en un anillo de acero del que salen sus cuatro patas, de manera que puede reclinarse a voluntad del ocupante (e incluso extraerse). En aquel momento, Bo Bardi diseñó solo dos versiones: una en cuero negro que apareció en la portada de la revista Interiors de 1953 y otra en plástico transparente.

Lina no fue extensamente reconocida a lo largo de su vida –su primera gran exposición no tuvo lugar hasta 1989. Sin embargo, en los últimos años, la mujer que el crítico británico Rowan Moore considera ‘la arquitecta más infravalorada de la era moderna’ ha sido protagonista de varias exposiciones en museos y galerías de arte de Norteamérica y Europa. Además, en 2014, con motivo del centenario del nacimiento de Lina, Arper lanzó su serie limitada de 500 sillas Bowl, unas en cuero negro y otras tapizadas en siete colores. Los ingresos se destinaron al Instituto Lina Bo e P.M. Bardi en São Paulo.

Los taburetes Mocho, 1954

Foto: Joe Kramm/R&Co.

Aric Chen señala que la primera generación de diseñadores modernistas brasileños fabricaba muebles a nivel artesanal. Eso cambió con Sérgio Rodrigues (1927-2014), a quien califica como “probablemente el diseñador más brasileño de todos”.

Nacido en Río y en el seno de una familia artística, Sérgio Rodrigues se inició en el arte de la fabricación de muebles gracias a su tío abuelo y, posteriormente, estudió Arquitectura en la universidad. Según Aric, en el Brasil de la época, el diseño de interiores era un campo en ciernes si lo comparamos con el de la arquitectura, y se convirtió en el foco de estudio de Sérgio. Su primera pieza fue el taburete Mocho, una simpática reproducción de un taburete tradicional que se empleaba para ordeñar. Su agujero y su forma bulbosa se convirtieron en su sello personal.

En 1955, Sérgio fundó la empresa de muebles Oca, cuyo nombre alude a una vivienda de paja indígena, reflejo de sus diseños y del estilo de vida relajado de Brasil. En su mejor momento, Oca contó con una enorme fábrica, tiendas por todo el país y una filial en Carmel, California.

Y hasta aquí la primera aproximación al mobiliario icónico de Brasil. Pronto, más en la segunda parte de este recorrido. Stay tuned!

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