30 apartamentos en el Ensanche barcelonés.
«Dado que el cliente quería un vestíbulo despojado de mobiliario, concebimos el espacio como una continuidad de la calle, donde predominan los paramentos de hormigón con textura de encofrados y la madera», explican los autores del proyecto. En él destaca el mostrador, con vidrieras de hierro, madera, estanterías y lámparas, recreando una de las típicas tiendas de abastecimiento –o queviures– que poblaban el antiguo ensanche.
En esta misma planta, una sala de estar concebida como una caja de madera, con un gran mapa de Barcelona y una mesa de hierro y vidrio presidiendo el espacio, da la bienvenida a los visitantes, a los que invita a descubrir la ciudad. Frases alusivas al viaje y el disfrute, obra del diseñador gráfico Peret, pueblan las paredes con la intención de provocar al cliente en su exploración por la nueva urbe.
Localizados en 5 plantas, los 30 apartamentos –de 1, 2 y 3 dormitorios–vuelcan todas las habitaciones y el salón-comedor hacía la calle o el patio interior, según su orientación. «Desde un primer momento nuestra prioridad fue atender a las necesidades y deseos de aquellos viajeros que prefieren disfrutar de la comodidad de un apartamento antes que alojarse en una habitación de hotel, y por ello buscamos un diseño que combinase simplicidad y confort, dando especial importancia a la luz natural» afirma el interiorista Felipe Bedoya, colaborador del estudio.
Materiales como el ladrillo visto, el hierro negro y la madera de roble recuperado, combinados con una cuidada selección de lámparas de estilo vintage, confieren a los apartamentos un estilo retro e industrial, en un espacio personal y elegante donde el mobiliario ha sido hecho a medida. Se ha optado por una paleta de colores muy reducida, con el blanco –en suelos, techos y paredes– y el verde militar –en las paredes de ladrillo– dominando el espacio.
La nota de color la pone la cocina, con el amarillo –que rompe la bicromía dominante en el resto del espacio– en el alicatado de losetas cerámicas de 10 x 10 cm, los armarios altos y las lámparas suspendidas sobre la mesa del comedor.
Ilustraciones en las mamparas de los baños alusivas a Barcelona y al Mediterráneo, –de Peret–, citas en la cocina relativas al placer de comer y fotografías sobre la Barcelona más desconocida realizadas por el arquitecto Sebastián Restrepo, completan el cuidado interiorismo, que en todo momento recuerda al turista dónde está.
Los pasillos de acceso reproducen la misma estética industrial predominante en todo el edificio, con tableros OSB pintados con una franja de color que recorre todo su perímetro, donde se ubica la numeración de cada apartamento. La gran altura de los techos permite además colocar lámparas suspendidas que recrean la típica atmósfera callejera.
El solarium que remata el edificio y permite disfrutar de las vistas sobre la ciudad, ofrece un lugar de relax al viajero, que puede darse un baño en la piscina –cuyas paredes forman un gran banco perimetal–, tomar el sol o simplemente sentarse a descansar. Realizado con suelo técnico porcelánico, en él se han creado plataformas a diferentes niveles para diferenciar las zonas de circulación de las destinadas al baño y al solarium propiamente dicho.
Fotografía: Adrià Goula
Midtown Apartments Barcelona
Carrer de Casp 35, 08010 Barcelona