Los libros, protagonistas de una casa-biblioteca.
Se accede a la casa subiendo unos pocos escalones que dan paso a un zaguán y a un patio delantero, desde ahí rodea la casa lateralmente un jardín hasta la parte norte donde se sitúa una terraza con piscina. Tras dos generosas puertas correderas de cristal, en el corazón de la planta baja, se encuentra un gran salón y 30m2 verticales de biblioteca en madera maciza. Unas butacas originales de los años 50 flanquean un importante sofá y en la zona de comedor hay una formidable mesa de granja francesa del siglo XIX.
La cocina es abierta pero independiente, se ofrece como espacio práctico y confortable, en donde el blanco de los muebles de cocina se combina con la mesa de madera y el hormigón del suelo. Completan esta planta un pequeño despacho, y un aseo con ducha. Aquí, se optó por utilizar solo dos materiales, microcemento y madera, creando un espacio rotundo, de líneas prácticas y pureza formal.
En la primera planta, en cuyo hall nos recibe una gran lámpara que enfatiza un espacio a doble altura y el carácter vertical de la casa, se accede a las habitaciones. Allí se encuentra un dormitorio infantil donde soñar y jugar bajo una la litera con forma de casita de árbol para los niños. En su cuarto de baño los interioristas han instalado un lavabo doble metálico de Koholer de estilo retro, rodeado de paredes de azulejo hexagonal de Hisbalit y un suelo de microcemento gris.
En el dormitorio principal la indiscutible protagonista es la luz: las diferentes ventanas en paredes y techo dejan que el sol se meta en la cama cada mañana. En el baño principal los lavabos tipo bol se disponen frente a la ventana colocados sobre una encimera de microcemento blanco que se prolonga hasta la ducha para convertirse en una estantería en donde dejar apoyado cualquier elemento.
Al pie de la biblioteca, en la planta superior, encontramos un salón de juegos que se puede utilizar de habitación doble de invitados cuando sea necesario, y con capacidad para resguardar el auténtico tesoro literario y videográfico que esconde esta familia, mientras una cama de red suspendida convierte la estancia en el lugar ideal para quedarse ‘literalmente’ colgado.