La madera acerca el Castillo de Baena a sus visitantes.
Para ello, se ha abordado la recuperación de las estructuras ya existentes en una primera fase e incorporado nuevos elementos que posibilitan su uso en una segunda.
La primera etapa del proyecto –iniciada en 2009 y finalizada en 2011- consistió en la limpieza y consolidación de los diferentes muros y torres del castillo (después de realizar los trabajos de excavación arqueológica pertinentes), manteniendo las texturas existentes, y añadiendo un nuevo estrato que recupera el volumen original de los mismos. Éste se realizó mediante bloques de piedra arenisca con testas labradas artesanalmente, que se integran con la fábrica erosionada ofreciendo una bella vibración a los paramentos.
Estos nuevos espacios iluminados de forma natural y sutil han permitido incorporar después nuevos usos y hacer accesibles los restos originales –ya en una segunda etapa comenzada en 2011 y culminada en 2014. Se ha creado para ello el complejo sistema de pasarelas de madera ejecutado por GUBIA, estudio de arquitectura líder en el diseño y construcción de espacios y estructuras en este material.
Este sistema, que conecta las torres del castillo entre sí y posibilita el recorrido y las visitas guiadas a los restos originales del monumento, ha requerido de una profunda y extensa investigación, así como de una labor de asesoramiento constante al arquitecto por parte del estudio sevillano, en el que también ha colaborado el Centro de Investigación Tecnológica de la Madera de Orense.
El empleo de la madera como uno de los materiales principales con los que se ha intervenido en la rehabilitación de esta construcción, que forma parte del patrimonio artístico de Baena, es sin duda clave en el funcionamiento arquitectónico, constructivo y estético del mismo. El noble material ofrece al monumento un carácter amable y cálido, estableciendo una continuidad funcional entre el interior y el exterior de los espacios. El color oscuro utilizado aporta un contraste cromático con los bloques de piedra y los muros de hormigón blanco y se relacionará con estos muros históricos de la fortaleza, patinados con el paso del tiempo.
Tras un análisis profundo de diversas especies tropicales y maderas modificadas, el equipo técnico de GUBIA se ha decantado por la madera de iroco (Milicia spp.) para su construcción.
Cada pasarela de madera del castillo es diferente en cuanto a geometría y dimensión, aunque todas están compuestas por módulos más o menos repetitivos y rítmicos formados por escuadrías de iroco engarzadas mediante un complejo sistema de varillas, tuercas y arandelas de acero inoxidable. La finalidad del sistema es garantizar y facilitar la sustitución de cualquier pieza cuando sea necesario, permitir el movimiento al material y agilizar el proceso de montaje en obra una vez los módulos salían configurados del taller.
Las piezas han sido estudiadas y abordadas de forma individualizada por parte de Grupo GUBIA, aún contando todas ellas con esa uniformidad de diseño y construcción que garantiza la coherencia estética general, así como el respeto al espíritu original de las ruinas.
Así, las pasarelas interiores de Torre Arqueras están conformadas únicamente por elementos horizontales que se apoyan en las costillas de acero inoxidable que unen el muro de hormigón central de la torre con la sillería externa. Las distintas pasarelas se comunican con escaleras formadas por una chapa de acero plegada forrada con madera maciza de iroco. Unos pasamanos del mismo material acompañan de forma orgánica y sutil el recorrido de las mismas.
En cuanto a las diferentes caras de la torre, cabe destacar el trabajo realizado en el lado Norte con la fabricación de un pavimento macizo de iroco, que mediante una hendidura marca el ritmo y la misma proporción existente en las pasarelas entre los listones de iroco y su separación. También es espectacular e imponente el balcón de madera que asoma al paisaje verde de la cara Sur.
La pasarela del Adarve también está configurada mediante listones horizontales. Ésta luce colocada entre dos lienzos de piedra que dejan entre sí una forma trapezoidal de más de 10m de largo. En Torre Oeste, por su parte, destaca por su interés constructivo la solución del vuelo de la pasarela del lienzo noroeste.
En definitiva, todas y cada una de las actuaciones e intervenciones realizadas en el proyecto de rehabilitación del Castillo de Baena han ido encaminadas a lograr una correcta interpretación del recinto amurallado, así como a establecer una estrecha relación con el territorio.
Haciéndolo eso sí, añade José Manuel López Osorio, “a través de materiales y sistemas constructivos no estrictamente miméticos a los tradicionales y que nos han ofrecido ciertos grados de libertad en cuanto a la interpretación de estos restos, pero que se proponen como elementos de calidad que puedan ofrecer garantías de durabilidad y que se han dispuesto de forma que es posible su desmontaje y sustitución en caso de ser necesario”.
Objetivos que se completan, remata el arquitecto, “con la posibilidad de incorporar nuevos usos al monumento que transciendan de la mera contemplación de los restos históricos”.
Fotografías: Jesús Granada