Björk en el MoMA de Nueva York: retrospectiva de la musa islandesa.
Si nos obligamos a pensar en lo que sabemos de Islandia, varias cosas nos vienen a la cabeza: hielo, volcanes, géiseres… y Björk. Y es que la artista polifacética nacida en Reikiavik hace tiempo que sobrepasó las fronteras de la música rock y punk y se convirtió en un icono global, como demuestra la retrospectiva que el MoMA de Nueva York le dedica hasta el próximo junio.
La exposición inaugurada el pasado mes de marzo ofrece una experiencia musical a diferentes niveles, que incluye instrumentos, una representación teatral, una experiencia sonora inmersiva, audioguía, y visualizaciones relacionadas que van desde fotografías hasta videoclips pasando por originales experiencias de artes nuevas. La muestra recorre los más de 20 años de carrera osada e innovadora, empezando por sus 8 álbumes de estudio y múltiples colaboraciones con directores, fotógrafos, diseñadores, artistas y otros profesionales experimentales, y culminando con una nueva experiencia musical y filmada creada para la ocasión junto al Museo.
Ordenada de manera cronológica, Björk se inicia con su primer álbum en solitario, Debut, de 1993, y va avanzando con su carrera hasta llegar a 2015, incluyendo el nuevo vídeo y experiencia musical de la que hablábamos anteriormente, Black Lake, que se encuentra también en su disco Vulnicura, lanzado en enero de este año. El vídeo ha sido creado inspirándose en el paisaje islandés: cuevas, barrancos, y campos de lava y musgo, que reflejan ideas de dolor, muerte y renacimiento. Black Lake se ha realizado en colaboración con Autodesk, la empresa de software de modelado 3D, que ha trabajado junto con la firma de arquitectura The Living en la instalación.
Entre los elementos más destacados de la exhibición se encuentran instrumentos como una bobina de Tesla o un arpa de gravedad diseñados por Andrew Cavatorta, «luthier evolucionado» que colaboró con la artista en Biophilia; un gameleste, un instrumento que es una combinación de un gamelán y una celesta, hecho por Björgvin Tómasson y Matt Nolan, y un órgano de tubos, también diseñado por Tómasson.
La capacidad de integración de Björk entre la música, el diseño y la tecnología digital se define a la perfección gracias a la app Biophilia, que es la primera aplicación que entra a formar parte de la colección del Departamento de Arquitectura y Diseño del MoMA.
Y por supuesto, no pueden faltar todos los objetos empleados para cada uno de los discos. Entre los muchos efectos visuales, objetos en general y trajes mostrados se encuentran los robots diseñados por Chris Cunningham para el vídeo musical All is full of love; el vestido Cisne de Marjan Pejoski con el que recibió su nominación a los Oscar de 2001 por la película de Lars von Trier Bailar en la oscuridad; el llamado Vestido Campana de Alexander McQueen para el vídeo Who is it; el creado por Bernhard Willhelm en 2007 para la gira de Volta; el Airmail de Hussein Chalayan para la imagen de apertura de Post en 2007, y el de la gira de Biophilia en 2013, de Iris van Herpen.
La exposición explora así el lugar singular de Björk en el arte contemporáneo, y quiere celebrar su música original y significativa, a través de sus composiciones, actuaciones y presentaciones visuales. Ha sido concebida y organizada por Klaus Biesenbach, conservador jefe del MoMA y director de MoMA PS1, y ha sido posible gracias a la colaboración de Volkswagen of America.