Tomás López satura de color un box en el Media-TIC.
En la esquina orientada a norte del imponente edificio se ubica el ‘box’ o compartimento motivo de la intervención. Un pequeño espacio exterior adyacente a la privilegiada esquina acristalada, al igual que ocurre en el resto de las plantas, queda suspendido de unos inmensos pórticos cuya monumental presencia nos refiere un mundo constructivamente muy tecnificado.
El proyecto de arquitectura interior ha ‘dejado caer’ en un espacio dado unas nuevas geometrías, que con un esmerado diseño conforman un oficina que pretende ser más urbana que doméstica y a su vez más doméstica que de trabajo. Se ha buscado que este nuevo espacio sea capaz de convivir con las maravillosas visuales sobre el Museo ‘Can Framis’, con su mágico bosque y su antigua chimenea.
La cantidad de luz del norte que invade el espacio ha permitido escoger unos tonos saturados en el mobiliario y paredes de la intervención. Rojos y anaranjados son la mejor opción para contrarrestar con la estructura verde del edificio.
La preexistencia que se encontraron los autores ofrecía una restrictiva normativa de intervención impuesta por la propiedad del edificio: tanto los pavimentos y falsos techos técnicos de color gris como las mamparas y vidrios de separación con el pasillo central de la planta, y obviamente la fachada, no podían ser modificados de ningún modo por el proyecto de adecuación del interior. Así pues, se disponía únicamente de dos planos perimetrales que permitían una libre intervención: el largo tabique de cartón-yeso que separaba el ‘box’ respecto a su contiguo, y una pared de bloque de hormigón ligero tras la que pasaban algunas de las instalaciones del edificio.
De esta manera, el nuevo proyecto procura un nuevo orden paralelo al ya existente en los interiores del edificio. Surge como una nueva célula que se deriva de la mayor, sin darle la espalda pero mostrándose autónoma a la vez.
Los nuevos paramentos divisorios se construyen, como sucede en todo el edificio, mediante unos bastidores de madera. Algunos de ellos se disponen, a su vez, sobre la pared de cartón-yeso. Éstos ‘biombos’ contienen lamas de madera horizontales que crean nuevos ritmos y que además alojan unas pocas luces tamizadas con filtros de color que se contraponen al sistema de iluminación asumido por el techo técnico original y a los tonos de luz verdosos provenientes del pasillo central, fuera del ‘box’.
Los despachos adosados a la fachada acristalada toman la junta negra vertical entre los vidrios exteriores, y la continúan en las carpinterías metálicas que los cierran hacia el interior.
Las zonas auxiliares se han dispuesto tras un pequeño office de la sala de reuniones, y allí se escamotean las dependencias para los servidores y parte del almacén.
Las sillas de la sala de reunión y los despachos son el modelw We de Concepta, diseño de Francesc Pons. Las sillas de trabajo son diseño de Jorge Pensi para Akaba, modelo Gorka. Todas las mesas son diseño de Tomás López Amat.