El ‘mejor barbero de España’ está en Logroño: Álvaro The Barber.

Partiendo de la inspiración de las peluquerías de caballeros del siglo pasado, pero sin reproducirlas al detalle sino trasladando elementos y materiales al contexto actual, se ha recuperado una estética vintage e industrial en la nueva distribución del espacio, consiguiendo una atmósfera muy especial gracias a la incorporación de una delicada selección de mobiliario, materiales y texturas.

La premisa principal fue, por un lado, conseguir un espacio mucho más funcional y diáfano. La superficie del local se ha mantenido, introduciendo un puesto de trabajo más, al mismo tiempo que se consigue una sensación mayor de amplitud, limpieza y confort. Por otro lado, desde DIS-DIriondo Studio han querido potenciar y transformar en oportunidades las particularidades del local, recuperando su carácter industrial, propio de las lonjas y los bajos del barrio.

Siguiendo esta premisa, se ha abierto por completo el espacio de trabajo al patio interior de manzana, generando un espacio interior-exterior visualmente continuo que gana en iluminación natural. Además, se ha conservado intacto el muro que delimita el patio, cuya pátina de musgo refleja el paso del tiempo y la lluvia, dando ese punto decadente que tan bien contrasta con el brillo y la textura de la cerámica.

La decoración es muy conceptual y austera, casi inexistente, y dando prioridad al espacio y a la funcionalidad del mismo, verdaderos protagonistas del proyecto. El mobiliario ha buscado recuperar clásicos del diseño, piezas atemporales que buscan una simplicidad absoluta, eliminando lo superfluo hasta dejar la esencia del objeto útil y sencillo: el verdadero protagonista es el cliente, y su barba, por supuesto.

En el mismo espacio conviven piezas clásicas del diseño escandinavo o nacional, como por ejemplo las estanterías String o la lámpara Funiculí de Lluís Porqueres para Marset, con otras de diseño contemporáneo, como las Hee Lounge y taburete Hee Bar de Hee Welling o la silla J110 de Poul M. Volther para Hay y la espectacular Wireflow de Arik Levy para Vibia en la entrada, entre otras. Todo ello con un mismo hilo conductor, el negro que también está presente en la fachada y contrasta con el azulejo blanco del interior, y que crea un ambiente muy masculino.