CEBRA juega a las ‘casitas’ en este hogareño centro infantil de acogida.
Sus autores, el estudio de arquitectura danés CEBRA, han jugado con elementos y formas familiares para crear un ambiente acogedor en un edificio de teja y madera que se desarrolla en torno a las necesidades especiales de los residentes. Children’s Home of the Future combina el ambiente seguro de la casa tradicional con las nuevas teorías y concepciones pedagógicas sobre lo que es un hogar moderno para niños y las necesidades que debe satisfacer.
El objetivo de la nueva institución es establecer un centro de atención que fomente las relaciones sociales y el sentido de comunidad, atendiendo a las vez las necesidades individuales de los niños; un lugar al que llamen orgullosamente casa y que les prepare para su futuro camino en la vida de la mejor manera posible. El entorno arquitectónico apoya activamente el trabajo diario del personal con los niños, que luchan con problemas de comportamiento, sociales y mentales.
En los dibujos infantiles, siempre se reconoce como casa el icónico edificio rectangular con techo a dos aguas y chimenea. Es la esencia visual de las funciones que contiene – en sentido literal y simbólico. De esta manera, el diseño para este hogar infantil adopta las formas básicas familiares de la típica casa danesa como punto de partida natural: la clásica construcción con techo a dos aguas y buhardilla. Los dos elementos se utilizan en su forma más simplificada para crear una apariencia exterior reconocible e integrar el edificio en la zona residencial circundante. Conforman el ADN arquitectónico subyacente del proyecto, que expresa inclusión, diversidad y un ambiente de seguridad.
El hecho de combinar y aplicar elementos básicos de una forma nueva y lúdica, hace que el centro de atención se destaque como un extraordinario lugar con su propia identidad. La forma geométrica básica se modifica por los distintivos perfiles de las buhardillas, que crecen dentro y fuera del volumen del edificio, se colocan al revés e incluso se levantan para ofrecer un nuevo punto de vista.
El concepto añade variación espacial y flexibilidad funcional a la organización interior. Las buhardillas dan a los residentes la oportunidad de dejar su propia huella en el edificio mediante su participación en el acondicionamiento, la decoración y el uso. Los diferentes tamaños y orientaciones permiten una amplia gama de aplicaciones tales como la lectura, la proyección de películas, zonas de estudio para hacer los deberes, áreas de pintura y artesanía, salas comunes para actos festivos, etc.
La organización general consiste en cuatro casas interconectadas. Las alas alargadas del edificio institucional tradicional se han separado y contraído para formar un edificio compacto con volúmenes paralelos. De este modo, la escala de la construcción se reduce y se contiene a si misma, creándose unidades diferentes para los distintos grupos de residentes.
Cada grupo de edad tiene su propia casa en relación con una unidad central de uso flexible. La disposición tiene por objeto proporcionar a los residentes un sentido de pertenencia a su unidad – un alojamiento acogedor donde pueden retirarse solos o en grupos más pequeños -.
Las unidades de los niños más pequeños se retraen con respecto a la calle y se orientan hacia el jardín con acceso directo a la zona de juegos. La unidad central contiene la entrada principal y está conectada con el estacionamiento, proporcionando al personal una visión general de los visitantes y las entregas sin afectar a las unidades de vivienda.
La unidad de los adolescentes es la más extrovertida del edificio y está orientada hacia la calle. Se alienta a los residentes mayores a usar la ciudad y a participar en actividades sociales en igualdad de condiciones que los demás chicos de su edad.
Las típicas funciones institucionales -como la administración, las dependepencias para el personal, y el almacén- se encuentran principalmente en el sótano y en la primera planta para separarlas de la vida cotidiana de los residentes y reducir al máximo la sensación de estar en una institución.
La organización racional del edificio asegura las distancias cortas y la proximidad entre las distintas unidades para que el personal siempre esté cerca de todos los residentes. De esta forma, los trámites del personal se incorporan de manera efectiva en las rutinas diarias, dejándoles así más tiempo para cuidar y estar con los niños –más como en una casa, menos como en una institución.
Fotografías: © Mikkel Frost / CEBRA