Lando en barrio de Sant Antoni: de taller mecánico a restaurante honesto.
El establecimiento se ha situado en un hangar acogedor y vívido que transporta, al igual que los platos, a una Europa cosmopolita y nostálgica de una tradición gastronómica reinventada.
Para la realización del proyecto, el estudio barcelonés ha trabajado juntamente con los propietarios del local, Toni Schulz, Albert Soler, Òscar Gómez y Vanesa Virumbrales, con el fin de plasmar el aire de los locales europeos más vanguardistas. El resultado ha sido un espacio que sorprende por su honestidad y su cuidada sencillez espacial y culinaria. Un local único, donde la madera, los azulejos y la sencillez son los protagonistas de un espacio que respeta la arquitectura existente. Un lugar donde la historia envuelve al diseño, otorgándole al espacio un carácter propio.
La transformación del taller
El local, originalmente ocupado por un taller mecánico, se compone de un espacio diáfano en forma de L y de unas zonas de servicio, sumando entre ambas una superficie total de 175m2. Con una capacidad para 70 comensales, una barra central divide el local en dos espacios: la zona de comedor y la zona de barra.
La fachada, situada en el Pasaje de Pere Calders, se compone de una triple arcada que evidencia la majestuosa altura del local. Su transparencia deja entrever la calidez del espacio desde la calle, a la vez que, durante el día, inunda el interior de luz natural. Siguiendo con la honestidad que envuelve el proyecto, el logotipo se ha pintado en la fachada, manteniendo la marcada personalidad del local y haciéndolo fácilmente identificable.
La iluminación es uno de los protagonistas del interiorismo de Lando. Una nube de bombillas incandescentes, dispersas y aparentemente desordenadas, llenan el espacio, bañando la sala de una cálida luz color cobre. Mediante sus distintas alturas y sus posibilidades de regulación, se consigue ajustar la iluminación para mantener la magia del local en cada momento concreto.
En la zona de barra, una luz puntual resuelve las necesidades de esta zona de trabajo, a la vez que aporta calidez y confort. Detrás, un espejo iluminado genera el máximo contraste con la sobriedad del local, consiguiendo el equilibrio que marca su personalidad.
Los materiales utilizados tienen un fuerte carácter industrial, inspirado tanto en las reminiscencias del propio local como en las referencias centroeuropeas del cliente. Se ha priorizado la utilización de materiales nobles, robustos y prácticos, sin miedo a mostrar pátinas, marcas de soldadura o nudos. Con el objetivo de llevar el concepto inicial a su máxima expresión: un proyecto donde la calidad y la elegancia conviven con la sencillez y la honestidad.
Como materiales, también destacan la baldosa cerámica blanca en el gran zócalo que envuelve toda la sala, y la baldosa cerámica turquesa, que aporta un protagonismo especial a la barra, la cual funciona como corazón del proyecto. El hierro negro para las carpinterías, tanto interiores como exteriores, el hormigón para el pavimento y la madera de garapa para el mobiliario, han terminado de formar una paleta de materiales de tonos sobrios y elegantes. Que envuelven al comensal en un entorno confortable y especial.
A diferencia de lo común en proyectos de restauración, en este caso el mobiliario ha sido diseñado especialmente para el proyecto. Tomando como punto de partida antiguas imágenes de mobiliario, se ha extraído su esencia para rediseñarlas, adaptándolas a las necesidades concretas del proyecto: la barra, las mesas, el banco y el mueble central. El resultado han sido diferentes piezas de mobiliario que apelan a nuestra memoria por sus formas y acabados, con un diseño sobrio y elegante que refuerza la personalidad propia del local.
Fotografías: © Cesar Lucadamo
Lando
Passatge Pere Calders 6 BarcelonaTel 933 485 530