LG Arquitectos diseñan Espacio Gourmet, un quiosco que humaniza la madrileña plaza de Castilla.
El área tiene un contexto enriquecedor que combina varios aspectos clave: carácter de barrio, tranquilidad urbana, relativa centralidad, presencia de talleres artesanos, etc. Es una zona de Madrid en pleno proceso de renovación al calor de los desarrollos corporativos de la cercana ampliación de Chamartín, las “4 torres” y del Paseo de la Castellana. A pesar de estos cambios, el carácter de barrio sigue muy presente entre sus vecinos.
En el distrito de Tetuán se aprecian varios de los paradigmas de las metrópolis actuales: inmigración, avance del progreso urbano, gentrificación o “elitización”, deshumanización de las estructuras públicas, envejecimiento de la población, olvido de la memoria urbana, etc.
Tetuán es un distrito de fuertes contrastes tipológicos de arquitectura. Entre 1917 y 1926 fue tradicional en esta zona las “casas baratas” para alojar a distintos habitantes de la declarada población de “Tetuán de las Victorias”. De aquellas viviendas aún queda mucha memoria en el barrio.
LG arquitectos decidieron contemporaneizar todos estos procesos que veían día a día y construir un lugar de encuentro en una plaza donde no hay vida y sólo tránsito, donde nadie se para porque no hay sombras y está deshumanizada. Se les ocurrió plantear qué ocurriría si se llevase al quiosco Espacio Gourmet la alegría de los corrillos que se forman en las calles de Tetuán en verano donde los vecinos sacan sus sillas para charlas o ver la TV.
El volumen resultante alberga en planta de calle, a lo largo de su longitud, el espacio público, con posibilidad de abrirse y formar parte de la plaza, diluyéndose entre su circulación. En la planta bajo rasante se ubican los espacios necesarios para el funcionamiento del local, los aseos y vestuarios del personal.
La estructura ligera atornillada, el conjunto de acabados interiores y la construcción del cerramiento a través de sistemas de fachada ligera tipo Aquapanel de Knauf, manifiestan el espíritu por llegar a un sistema constructivo sostenible, rápido, económico y tecnificado: la prefabricación. La cubierta y la fachada se resuelven con el mismo sistema constructivo ligero, obteniendo grandes ventajas, tanto económicas, de diseño y sostenibles, eliminando cualquier puente térmico, reduciendo el tiempo de construcción al mínimo. El espacio interior se manifiesta al exterior a través de 16 lucernarios de 30 cm de diámetro, actuando como faro del espacio público inmediato.
El volumen resultante minimiza su presencia a través del uso de dos únicos materiales, el Aquapanel tratado con mortero blanco impermeable al exterior y revestimiento de madera de fresno al interior, buscando la mejor adecuación al lugar, al programa y al cliente.
Un cajón metálico permite la entrada remarcando dicha acción. Con este sistema se construye un interior en el que la luz se ha modelado como un material sólido y expansivo con el fin de satisfacer no sólo las demandas propias del espacio de trabajo sino también la creación de un ambiente placentero, tan austero como sensual.
La instalación tiene una vida útil de 20 años. Tras este período podrá reciclarse como equipamiento para otro espacio público, o desmantelarse reciclando sus componentes.