La firma de moda MSGM se instala en una vieja herrería de Milán.
Los espacios industriales triunfan. De tanto hablado, y publicado, no hace falta añadir mucho más. Su estética acoge o inspira. En el caso de la firma de moda italiana MSGM ocurre esto último. Su creador, Massimo Giorgetti, tuvo la intuición de convertir una vieja herrería de Milán en la nueva sede de la marca, y con la ayuda del estudio Offarch ha reinterpretado el espacio para conseguir unas oficinas contemporáneas con un toque de creatividad personal. Lo mismo que busca en sus prendas.
Fabio Ferrillo, cabeza de Offarch, ha guiado el proyecto para darle vida a una herrería de principios del siglo XX muy deteriorada la primera vez que pusieron los pies en ella. A base de rehabilitar y conservar el máximo de elementos posibles han conseguido, sin embargo, mantener su espíritu. Las paredes de ladrillos, los ventanales, la puerta, la maquinaria y las poleas suspendidas venían con el local. Con la particularidad además de que algunas novedades, como los suelos de cemento, también lo parecen. Ferillo también ha aprovechado algunos recursos para maximizar las posibilidades del espacio. Por ejemplo, un hueco de ventilación en desuso, que ahora funciona como fuente de luz natural. El espacio, de 260 metros cuadrados, tiene una planta irregular dividida en varias áreas, algunas de ellas contiguas y otras conectadas por aberturas en los tabiques, las cuales, por cierto, han sido ocupadas parcialmente por grandes espejos para agrandar ópticamente el espacio. Los tabiques nuevos han sido pintados de color gris y rosa para marcar la diferencia. Giorgetti, que ha convertido a su firma en una gran cazadora de tendencias, ha buscado lo mismo en el interiorismo. Esto es, mezcla de estilos con un marcado acento francés, belga e italiano. Conductos y sistema de ventilación de acero galvanizado a la vista conviven con una chimenea francesa de mármol del siglo XIX, y proyectores de luz industriales con lámparas de diseño italiano. Para los muebles, vintage, por supuesto. Hay piezas de Friso Kramer de los años 50, una mesa original de Ico Parisi de 1960, y estanterías, sillas y sillones procedentes de galerías de Amberes y París. Los lienzos de la artista francesa afincada en Italia Nathalie du Pasquier completan esta mezcla ecléctica.