Sophie von Bülow actualiza un apartamento en un viejo edificio Art Nouveau de Berlín.
Se trata de una mezcla informal, sin pretensiones, en la que se aprecia el gusto de Von Bülow por la luminosidad, la funcionalidad y las texturas.
El apartamento está situado en un edificio de principios del siglo XX, abandonado durante décadas hasta la llegada de los nuevos propietarios.
En realidad se trata de dos apartamentos reconvertidos en uno sólo. Y aún así estamos ante un espacio de reducidas dimensiones: 75 metros cuadrados en total.
Dado el estado de los pisos y al tener que unificarlos, se decidió echar abajo prácticamente todo y empezar de cero. Ahora bien, se han mantenido algunos tesoros de la época como el estuco de la época, la madera vieja y las ventanas.
El resultado es un piso muy luminoso, abierto y con el encanto del estilo Art Nouveau.
Abierto porque en la nueva distribución la arquitecta ha utilizado recursos como conectar el comedor y la cocina para, en este caso, maximizar el espacio. Esto lo ha hecho a través de dos grandes aperturas en la pared, desde el suelo hasta el techo.
El papel de las paredes fue también eliminado, optando por enyesar de nuevo y pintarlas en colores neutros, lo que aporta mucha luminosidad a todo el espacio.
La tablas de madera del suelo se han mantenido pero han sido lijadas y pintadas en blanco, lo que contribuye aportar más luz a la casa.
En el cuarto de baño destaca el suelo y la pila del lavabo, ambos hechos con cemento.
Aquí es donde aparece el look más industrial pero sin perder la armonía que impera en el resto del apartamento.
Así pues, el lavabo contrasta con una pared de azulejos blancos, obteniendo un espacio minimalista y limpio.
Von Bülow también se ha encargado de parte del mobiliario. A destacar la mesa del salón, rematada con una plancha de madera y las mesillas hechas con tubos de hierro y una lámina de cemento pretensado.
El toque final lo da una mezcla de mobiliario y piezas de decoración eclécticas repartidas por todos los rincones así como pequeños detalles como los alambres en forma de corazones que cuelgan de pomos y paredes.
Fotografías cortesía de Sophie von Bülow