El arquitecto Ramón Esteve construye la Casa Paz y Comedias con piedra roja extraída de la montaña.
© Christoph Kicherer para bulthaup
Así pues, queda la vivienda arraigada al terreno y adquiere un carácter tectónico que la fusiona con el paisaje. Los muros se disponen paralelos entre si y perpendiculares a la pendiente del terreno, configurando las estancias y circulaciones de la vivienda.
Estos espacios se cierran con unos planos de vidrio de suelo a techo, permitiendo una total transparencia y comunicación visual con el exterior.
© Christoph Kicherer para bulthaup
Por un lado, la casa vuelca las vistas al valle que limita con el mar.
En el dormitorio, un balcón vuela sobre una gran altura libre, ofreciendo una gran sensación de ingravidez y una amplia panorámica del entorno.
© Christoph Kicherer para bulthaup
Por el otro, a un espacio exterior acotado, íntimo, resultado de separar la vivienda de la montaña. Este espacio exterior enlaza la vivienda preexistente con la ampliación y se convierte en preámbulo de la colección de arte. A él vuelcan las dependencias más privadas de la vivienda así como las zonas de paso, en contrapunto a las extensas vistas que ofrece el valle.
© Christoph Kicherer para bulthaup
El tamaño y la altura de los espacios interiores junto con las amplias aberturas de vidrio hacia el exterior, crean la impresión de la ausencia de límites entre los espacios interiores y exteriores.
© Christoph Kicherer para bulthaup
La conexión fluida entre los espacios favorece la comunicación entre las estancias buscando la continuidad, que se ve acentuada con la utilización de un mínimo número de materiales.
© Ramón Esteve