Tradición y vanguardia se mezclan en el Fontecruz-Marriot, un hotel ‘de postal’ en Lisboa.
Situado en la exclusiva avenida Liberdade de Lisboa, e impulsado por el hotelero Diego Ortega, el Fontecruz es el primer hotel portugués que consigue el sello Autograph Collection de la cadena Marriot por su exclusividad.
Una exclusividad marcada por los detalles. Como las postales. Tarjetas de principios del siglo XX que un día salieron del país mostrado los rincones más bellos, hoy se han recuperado en tiendas de segunda mano europeas y estadounidenses, y han vuelto al lugar donde pertenecen para, ya sea en el lobby o en las habitaciones, darle una cálida bienvenida a los clientes.
Pero no todo es nostalgia. Almohacid, en colaboración con el estudio Dsquadra, mezcla pasado y futuro bajo una fórmula de creatividad que en algunos detalles resulta rompedora. Como en la fachada, en la que los azulejos portugueses de la pared dan paso a ventanas enmarcadas de neones rosas. O las habitaciones, donde algunas de las recreaciones de las postales quedan ‘manchadas’ por mensajes de tipografía urbana.
Por otra parte, la cerámica, los encajes artesanos o símbolos patrios como el gallo de forja que aparece en uno de los balcones se mezclan con los sofás de Dsignio para Beltá, las sillas Tolix de Xavier Pauchard o las mesas XO de Phillippe Starck.
Almohacid combina también texturas frías y cálidas. Las primeras para las estancias públicas como la recepción, el looby o el restaurante. Colores oscuros, azulejos y materiales como el hormigón son los protagonistas. Aquí también se aprecia el gusto de la diseñadora por la proporción y el orden espacial.
Las habitaciones, en cambio, son cálidas y llenas de luz. El blanco impera en todos los rincones, a excepción de los cabeceros en blanco y gris, y alguna que otra pieza del mobiliario. Muebles de época o baúles reutilizados como mesilla de noche aportan un efecto intimista y, una vez más, conjugan lo nuevo con lo antiguo.