Enfant Terrible, un nuevo concepto de showroom diseñado por los creativos del Sanatorio de Ideas.
Enfant Terrible es también un lugar donde, en honor a su nombre, ‘los diseñadores no tienen nada que callarse’, reza su lema. Tampoco el diseño. Mendivil ha colaborado con el equipo de Sanatorio de Ideas para crear un espacio acorde a la creatividad de sus residentes y abierto a todas las disciplinas: desde diseño de ropa o joyas, a diseño industrial, fotografía o escultura.
El escaparate ha sido uno de los elementos más cuidados. Debía mostrar el espíritu del local y enganchar a los clientes, así que optaron por una escenografía en la que una enorme garra sostiene a un maniquí cual máquina de peluches.
Aparte de este juego, el escaparate también permite contemplar la verticalidad del local, formado por tres plantas conectadas por una triple altura visible desde la calle. Esta verticalidad se acentúa con un jardín interior realizado con 225 maceteros, un manifiesto y un directorio de listones con el nombre de los diseñadores.
Ya en el interior, el estudio de Pepa Fernández respondió a las necesidades del local, de 450 m2, creando un espacio multifuncional y articulado a través de módulos desmontables, móviles y de color blanco para no restar protagonismo a los diseños.
La modulación está determinada por la tipología de diseño. Los andamios sirven para exponer la ropa y el textil; las joyas y los complementos se agrupan en cajas de vino; los tocados, en varillas roscadas; y las exposiciones de arte o diseño grafico en barras y cuerdas.
Muchos de los materiales utilizados han sido reciclados pasando “a una vida mejor”. Garrafas de agua transformadas en maceteros; neumáticos desechados convertidos en asientos; los palets encontrados en la calle funcionan ahora como mesas; y lo que antes era un andamio de La Barranquilla hoy es un módulo expositivo en el barrio Salamanca.
En la planta inferior está la zona de relax y el ‘hotel de trabajo’, pues un panel con quince tazas numeradas – en alusión a las llaves de las habitaciones de un hotel – adelantan los espacios de trabajo.
Se trata de quince puestos unidos por dos tableros pero independientes a su vez gracias a unos tablones horizontales que actúan como elementos divisorios.
La idea era crear un entorno abierto para que “fluya la creatividad y las relaciones entre los diseñadores”.