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Genius Loci: una casa que absorbe el espíritu de Montauk, de Bates Masi Architects.

Montauk, en la costa de Nueva York, puede parecer a simple vista un pueblo costero más. Sin embargo, posee características únicas que marcan al visitante: el clima es impredecible, con bancos de niebla y vientos racheados; su historia está más cerca del folclore que la verdad con historias como la conspiración del Proyecto Montauk, los submarinos alemanes y, más recientemente, el Monstruo de Montauk desdibujando la línea entre realidad y ficción. Los restos estructurales del pasado, como una torre de radar y búnkers se encuentran dispersados en el paisaje.

Todo ello fue lo que convenció a los clientes del estudio de arquitectura Bates Masi Architects para establecer su residencia de vacaciones en el lugar, para diseñar una casa que encarnase y capturase ese espíritu en la arquitectura.

La casa responde al contexto del sitio y fortalece el «espíritu del lugar». Se eligió un antiguo rancho de caballos situado en una colina, con fácil acceso y luz natural. Mirándola desde el sur, parecen dos casas modestas de un solo piso, con tejado a dos aguas y cumpliendo los requisitos arquitectónicos del lugar. Pero al acercarse desde el norte se descubre un proyecto más amplio, con un puente de madera que conecta las dos edificaciones como rasgo más característico y un terreno más extenso ocupado por la edificación.

El puente de madera unifica los dos volúmenes. Las pantallas de cedro que lo recubren tamizan la luz que entra, de forma que al caer la noche se filtra en un patrón ondulado que muestra la forma de cuña cortada en la parte posterior de los listones.

En el interior se ha mantenido esta estética en un muro de piedra para que la luz no entre de manera directa, y la piedra parezca ingrávida. Listones de madera en suelos y revestimientos acentúan la idea de horizontalidad. Estos detalles refuerzan la idea de «capturar lo inesperado» que subyace en el ambiente.

Para el ocupante no hay un camino determinado de circulación, favoreciendo diversos encuentros tanto como las experiencias sociales de Montauk. Se puede entrar por debajo del puente, por el camino que marcan las jardineras colgantes que revelan las colinas ondulantes y el océano en la distancia, permitiendo disfrutar del paisaje sin pasar por la casa. También se puede subir a la escalera de la entrada exterior que conecta directamente con la escalera interior, separadas por una pared de vidrio.

Se puede optar por continuar el viaje a la chimenea al aire libre, accediendo al área de comedor, y al borde de la piscina. Un huésped de la casa puede ir y venir por la terraza de piedra que envuelve el exterior de la zona de invitados en torno a la piscina sin tener que entrar en la casa. La exploración que resulta de la circulación única produce una experiencia diferente, memorable para todos.

Este proyecto trata de explorar el regionalismo y la evolución de la comunidad en que se encuentra, tratando de no perder la identidad de lugar.

Fotografías: Michael Moran

 

 

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