Si, nosotros también usamos cookies. Esas cosas con nombre de "galletita" que ayudan a que tu navegación sea más personalizada. Cierra este mensaje y nos darás tu permiso para seguir utilizándolas. Y seguirás disfrutando de diarioDESIGN como siempre.

Feliz viaje por nuestra web Cerrar
Mariola Montosa
4 abril 2012

Renzo Piano establece un diálogo en el Isabella Stewart Gardner’s Museum mediante el vidrio y la luz.

El arquitecto italiano Renzo Piano acaba de inaugurar la extensión del Isabella Stewart Gardner’s Museum, un museo de arte en Boston ubicado en un edificio histórico de principios de siglo XX.

El reto era importante pues  el museo fue diseñado por la propia Isabella Stewart para albergar a las musas de la inspiración. Así que Piano, a través de un cubo rectangular, conectado al palacete mediante un corredor, ha creado una relación visual continua entre las dos partes. “Una conversación con el Isabella Gardner’s”, ha dicho el museo.

Pero si el primero alberga las musas, la nueva ala “es el taller de las artes”. El edificio original contiene una gran colección de cuadros, mobiliario, tapices, telas y manuscritos, mientras que la extensión de Piano acoge un auditorio de 300 asientos, una sala de exposición, un café, laboratorios, talleres, despachos y hasta dos apartamentos para los artistas invitados por el museo.

El edificio de Piano, de 6.500 metros cuadrados, está formado por un lobby acristalado que sustenta tres volúmenes horizontales y uno vertical recubiertos de cobre prepatinado color aguamarina, con un ascensor y una doble escalera en el centro y la fachada delantera también de cristal.

El uso del vidrio y la luz natural para la entrada están pensados para que el visitante sienta la sensación de trabajo y pueda contemplar los talleres y sobre todo el edificio principal y los jardines del alrededor.

El galardonado arquitecto ha intentado que la nueva ala no robe un excesivo protagonismo al palacete, por ello su altura no excede a la del Isabella Gardner’s. Los paneles de cobre, por su parte, buscan integrarse con el paisaje.

Es también un edificio sostenible, con el certificado LEED (Leadership in Energy & Environmental Design). Cuenta con un sistema de pozo geotérmico para la calefacción y la refrigeración, almacenamiento de luz natural y sistema de reciclaje de aguas para el riego de los jardines, entre otros.

El exterior también cobra protagonismo. El paisajismo ha sido diseñado especialmente para anticipar al visitante la experiencia que supone visitar el Gardner’s Museum.

Isabella Stewart, una rica heredera, diseñó el museo en 1902 con la ayuda del arquitecto Willard Sears. Stewart estipuló que el edificio jamás fuese modificado, pero la actual directora del museo, Anne Hawley, decidió derribar las cocheras en 2009 al no ser de utilidad para el funcionamiento del museo.

Ello le permitió expandir el espacio, pues el edificio principal empezaba a quedarse limitado para la gran variedad de programas y funciones, e incluso necesitaba descargar peso para no amenazar la estructura.

“No queremos competir con la belleza del palacete, pero queremos proporcionar algo de magia”, ha dicho el italiano sobre el tema. “El nuevo edificio puede ser en realidad la clave para salvar el antiguo sin modificarlo demasiado. El palacete es una creación frágil que no podía  sobrevivir con su nivel de actividad y esa es una de las conversaciones que hemos tenido. Se trata de un museo íntimo que quiere seguir siendo íntimo”.

Fotografías: Renzo Piano Building Workshop y Nic Lehoux

 

 

Artículos relacionados

Una vivienda de policarbonato y muchas plantas, elegida como La Casa del Año 2023 por RIBA

Anne Lacaton: arquitectura resiliente para la Medalla Soane 2023

EUmies Awards Day 2024: una jornada de galardones, exposiciones y conferencias para celebrar la arquitectura europea

Cazú Zegers, la poética forma de hacer arquitectura