Si, nosotros también usamos cookies. Esas cosas con nombre de "galletita" que ayudan a que tu navegación sea más personalizada. Cierra este mensaje y nos darás tu permiso para seguir utilizándolas. Y seguirás disfrutando de diarioDESIGN como siempre.

Feliz viaje por nuestra web Cerrar

Parasoles oxidados «brotan» en la terraza del hotel Castell d’Empordà, en la provincia de Girona.

El hotel Castell d’Empordà, ubicado en La Bisbal (Girona), se ha hecho con un restaurante de autor al aire libre en toda su expresión. Con el nombre de Margarit, este espacio ha sido planificado por el estudio de arquitectos holandés Concrete. El restaurante, que se ubica en un lugar privilegiado del noreste del país disfruta, además, de una gran terraza desde la que divisar las impresionantes vistas sobre el espectacular paisaje de esta comarca catalana.

 

Foto: Ewout Huibers para Concrete

La original cubierta de la terraza permite cerrar este espacio y resguardarlo del viento y de la lluvia, uno de los requisitos que habían puesto los propietarios del hotel, Albert Diks y Margo Vereijken. La cubierta tenía que armonizar con el edificio histórico del castillo y, al mismo tiempo, mantener el restaurante a cubierto.

En principio, la terraza es un amplio espacio exterior donde disfrutar del buen tiempo. Y en los días soleados, se hace necesaria una sombrilla. Los arquitectos desecharon los modelos convencionales porque entorpecerían las vistas de las mesas posteriores.

Foto: Ewout Huibers para Concrete

Así, la solución adoptada fue diseñar unas sombrillas propias y diferentes de las tradicionales. Unos paneles circulares se yerguen formando 12 círculos, de diferentes diámetros, diseminados de forma casual por la gran terraza. Bajo ellos pueden situarse hasta 200 comensales. Cada sombrilla está unida por un vidrio con el resto, lo que preserva de la lluvia las zonas no cubiertas.

Foto: Ewout Huibers para Concrete

Las sombras de estos parasoles circulares y planos de acero oxidado permiten a los comensales sentirse en el exterior, si bien las sombras aparecen como un elemento temporal y separado del resto, lo que ha permitido mantener intacto el edificio original.

Foto: Ewout Huibers para Concrete

La parte superior y el borde de las sombrillas son de acero oxidado, en armonía con la antigüedad y fachada del edificio y el entorno natural en que se ubica. Las columnas de acero y el techo se han pintado de blanco, lo que aumenta la sensación de estar al aire libre y la luminosidad bajo cada sombrilla. Unas cortinas transparentes corredizas permiten resguardar la terraza rápidamente, en cuestión de minutos del frío y del tradicional viento de mistral y la tramontana, que suelen soplar por esta zona.  

Foto: Wilkins.nl para Concrete

El Castell d’Empordà se construyó en 1301 en una colina cerca de la ciudad de la Bisbal (Girona). El castillo fue propiedad durante siglos de la familia Margarit. En 1973, Dalí quiso comprar el edificio y adquirirlo para su mujer, pero el propietario rechazó el pago con obras del autor. En 1999, el edificio se transformó en un hotel de lujo. 

 

Foto: Wilkins.nl para Concrete

 

Ficha técnica

Proyecto: Terraza del hotel Castell d’Empordà
Clientes: Albert Diks, Margo Vereijken
Arquitectura e interiorismo: Concrete
Superficie: 250 m2
Inauguración: junio de 2011
Duración de las obras: 2 meses
Fotografías: Ewout Huiber y Wilkins.nl para Concrete

 

Imágenes, cortesía de Concrete Architectural Associates.


Artículos relacionados

Silla Panton: cuando el diseño pone a prueba la gravedad y el pop art

La Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana entrega sus VII Premios para reconocer los mejores trabajos valencianos de los últimos dos años

De la silla Cesca a la mesa Noguchi: siete muebles que son iconos del diseño

Revolución sensorial: tres tendencias en CMF que están dando forma al diseño