Pasarelas de piedra en la Plaza Pormetxeta de Barakaldo, de MTM y Xpiral arquitectos.

El municipio de Barakaldo se encuentra en un territorio en pendiente sobre la ría del Nervión, un complejo tejido urbano de los años 60 dominado por los Altos Hornos de Vizcaya (AHV). El recorrido entre la ría y el centro del pueblo discurría a través de la calle Pormetxeta antes de la implantación de los AHV y todas las instalaciones de la siderurgia, un tránsito de pesca y mercancías.

La nueva identidad geográfica de esta plaza, según explican los propios arquitectos, supone “capturar los diferentes flujos que atraviesan este trozo de ciudad potenciándolos en tres dimensiones, como un recorrido de montaña, en el cual se secuencian diversos acontecimientos: rampas, paradas, estancias, cuevas, vistas, texturas, olores, sombras, luces tamizadas…”

Para ello, láminas plegadas tridimensionalmente construyen los elementos necesarios (petos, suelos, voladizos). Más allá de su estricta función como un espacio urbano envolvente y activo, pasan a ser elementos necesariamente ambiguos y naturalizados en el nuevo paisaje.

Para recuperar este tránsito se han utilizando materiales que remiten al pasado industrial y marino de este espacio: diferentes hormigones realizados con residuos de estas actividades (conchas de moluscos, virutas de metal, vidrios, maderas, textiles…) producen una textura sorprendente capaz de provocar recuerdos y sensaciones. La cota inferior de la plaza que rodea el edificio central de AHV está realizada con hormigones negros y basalto, con unas suaves ondulaciones que generan puntos de dominio sobre la plaza.

La nueva Plaza de Barakaldo (25.223 m2), consigue dos grandes ventajas: un nuevo punto de acceso al centro urbano, y una mayor fluidez de tránsito y permeabilidad de la ciudad con la Ría, que las industrias encerraban, integrando el antiguo edificio de Oficinas de Altos Hornos de Vizcaya.

La acentuada pendiente de la parcela se convierte en una oportunidad de generación de una nueva tipología urbanística. Aprovechando los desniveles existentes -de más de 20 m entre el punto más alto y más bajo de la parcela-, se realizan una serie de laderas equipadas, las “Rampas de Pormetxeta”.

Por una parte, estas rampas articulan los diferentes accesos: andenes del tren, pasos de las carreteras, el paseo de la Ría, las calles peatonales y rodadas, las calles altas y bajas, la plaza del Desierto, el colegio …

En segundo lugar, se aprovecha todo el espacio debajo de cada “rampa” para conseguir 2.341 m2 de equipamientos comerciales y de servicios, tanto públicos como privados. Tercero; las rampas actúan como generador de micro-espacios públicos: miniplazas, graderíos, puntos de encuentro y estancias al aire libre, construyendo una secuencia fenomenológica. Y, finalmente, actúan como elemento multifuncional: parasol, barrera acústica de coches y trenes, barandilla, antepecho, luminaria y espacio de instalaciones de los locales.

Atrapando el clima local, la nueva plaza luce charcos que retienen intencionadamente la lluvia reflejando el cielo, pinturas que cambian de color en función de la temperatura del aire proporcionando un ciclo anual variable, elementos volados que matizan la luz natural (sombra, penumbra, claridad) y el agua (seco, húmedo, mojado), líquenes y musgos que texturizan paños realizados con encofrados rebosantes en función de la humedad ambiente y la orientación, floraciones intencionadas que se alternan en los recorridos.

La Plaza Pormetxeta y los recorridos a distintos niveles se han entendido como un organismo completo y diferenciado, de tal forma que en el contraste entre ambos elementos refuerza su posicionamiento. El objetivo de la nueva plaza consistía en recrear una ciudad de usos y actividades  urbanas, tratando de disolver la primacía de la vivienda y evitando que Barakaldo fuese algo más que una ciudad satélite de Bilbao, dotándola de una identidad propia.  

Arquitectura y Urbanismo quedan integrados en todo momento. La propuesta de esta estrategia urbana es una plataforma para la negociación y el diálogo entre ciudadanos, capaz de generar una nueva cohesión social.