Oficinas de inspiración verde; el último proyecto de Carlos Ferrater.
El Grupo Azahar aglutina a un grupo de empresas que posee fuertes vínculos con la sostenibilidad y el medio ambiente. Desarrolla servicios de consultoría, tanto públicos como privados, de medio ambiente y construcción así como otras actividades de patrocinio artístico y de cooperación en varios proyectos del Tercer Mundo. La empresa matriz es originaria de Castellón y, dado su crecimiento y expansión, deseaba tener una sede corporativa que reflejase su compromiso medioambiental y artístico.
El proyecto, desarrollado por Carlos Ferrater y Núria Ayala, contempla tres intervenciones: la sede corporativa del grupo, los invernaderos cubiertos de viveros y plantaciones de exterior, y un edificio para los servicios complementarios a las actividades desarrolladas por la empresa. El edificio de la sede se erige como edificio principal, manteniendo una estrecha relación con el paisaje. Tanto al norte como al oeste la topografía de las montañas sirve de telón de fondo del edificio, contra las cuales, las cubiertas se recortan geométricamente. Desde la lejanía, su forma facetada y su perfil ayudan a situarlo en el paisaje.
Esta oficina central ha sido diseñada para reflejar estos esfuerzos, apoyándose en elementos “de diseño” verdes y tomando como inspiración visual el paisaje montañoso de Castellón. El edificio destaca por su original planteamiento de azotea angular, asimétrica, que sigue el telón de las montañas de fondo pero también actúa como elemento canalizador de recogida de agua, que es reciclada para mantener la vegetación exterior. Orientado sobre el eje este-oeste, el edificio se estructura en dos alas unidas por un cuerpo central en torno a dos patios abiertos, de carácter distinto. El primero sirve de recepción exterior para usuarios y visitantes, mientras que el posterior, ajardinado, es de uso más privado. De esta manera, el edificio se cierra al paisaje lejano y establece una compleja relación interior/exterior. Dichos patios permiten la visión cruzada a través de los cerramientos acristalados, a la vez que evitan la radiación directa hacia los espacios habitables interiores.
Las cuatro alas que acogen los diferentes departamentos de la empresa convergen en un hall que, además de actuar como distribuidor, se convierte en un gran espacio expositivo y representativo. La iluminación cenital se introduce en el edificio a través de gran lucernario desarrollado sobre una secuencia de jácenas.
Los techos, en el interior, refuerzan la geometría de la cubierta y la continuidad espacial mediante unos tímpanos de vidrio transparente que se encuentran apoyados sobre las divisorias de las diferentes estancias. Para la resolución de los paramentos exteriores se ha elegido un revestimiento continuo que se puede aplicar tanto en fachada como en cubierta, hasta conseguir el máximo ahorro energético y hallar una solución medioambientalmente sostenible. Así surgió un nuevo material aplicado al sistema Coteterm. Se trata de un estuco flexible y autolavable, de color blanco, que no necesita más juntas que las de la propia ejecución (de 2-3 mm). Un importante aspecto medioambiental de los edificios es la recogida de aguas de todas las cubiertas y de las zonas exteriores a un aljibe-estanque; éste se utiliza para el riego del exterior y las plantaciones de vivero en la parcela. Por último, el edificio de servicios y mantenimiento, de 250 metros de longitud, presenta una cubierta inclinada que favorece la ventilación cruzada. Esta va adaptándose a la pendiente y aumenta su altura según el desnivel y uso de los espacios (vestuarios, zona de trabajo, maquinaria, almacenes, garajes). Esta cubierta inclinada contiene una azotea ajardinada de 2.300 m2 que sirve de telón de fondo del edificio.
Ver post publicado en diarioDESIGN sobre Carlos Ferrater, Premio Nacional de Arquitectura.