Entrevista dD: Jean Marie Massaud, un creador que piensa en verde.
Mobiliario para B&B Italia, Dedon o Viccarbe, griferías para Axor, maceteros para Serralunga… Como diseñador ha firmado objetos muy diferentes, pero todos ellos comparten el mismo ADN. ¿Continúa en vigor su triángulo naturaleza-ser humano-tecnología?
En lugar de triángulo, ahora me gustaría hablar de esfera, un espacio donde cada elemento tiene su influencia. En general, el rol del diseño es intervenir en la definición de nuestro entorno a través de bienes y servicios. Los objetivos del mundo han cambiado, luego los del diseño también. Creo que el diseño contemporáneo debería proponer soluciones para satisfacer el crecimiento individual, mejorar la armonía colectiva y, por último, ayudar a recuperar una verdadera simbiosis entre el entorno y la humanidad. Yo trato de cumplir estos tres objectivos en todas mis creaciones. Por ejemplo, en la colección de baño Axor Massuad. No son solamente grifos con estilo, sino que están pensados para dar más valor al uso de, como decirlo, “prótesis higiénicas”. De hecho, reducen el consumo de agua en un 50%. Es un intento de hacer las cosas mejor con menos.
En 1996 fundó su propio estudio, enfocado al diseño industrial, y en 2000 empezó una fructífera relación con el arquitecto Daniel Pouzet. Y entonces aparecieron nuevos retos como la imagen de las tiendas Lancôme, la colaboración con Renault o un espectacular edificio de apartamentos en Nueva York. ¿Qué le aporta la arquitectura que no le da el diseño industrial?
El diseño es la formalización de un servicio. La arquitectura permite trabajar en un universo global. Y en esta escala, tengo la oportunidad de crear ecosistemas humanos, económicos y naturales.
Una vez usted dijo “no necesitamos estufas, sino calor; no necesitamos lámparas, sino luz; no necesitamos grifos, sino agua”. Esta frase expresa muy bien su manera de pensar y trabajar…
Para vivir todos juntos en paz y con inteligencia, el material no es esencial, es más bien una excusa. Y yo siempre preferiré el servicio antes que el material o el estilo.
Uno de los primeros diseños de su propio estudio fue una raqueta de tenis para la marca japonesa Mizouno, en 1996. Y uno de los últimos es el Vulcano Stadium, un revolucionario eco-estadio de fútbol en Guadalajara (México). ¿No siente vértigo al ver lo rápido que ha evolucionado su carrera en sólo diez años?
Sin ninguna pretensión por mi parte, más bien tengo la impresión de ir bastante lento teniendo en cuenta las oportunidades de las que dispongo. Sin embargo, ya pienso en retirarme (risas).
Otro de sus grandes proyectos es el Manned Cloud, un dirigible con capacidad para 40 pasajeros y 15 tripulantes que propone una opción de turismo alternativo y respetuoso con el medio ambiente. ¿De dónde surgió esta idea tan audaz y rupturista?
Trabajé en varios resorts situados en parajes naturales increíbles de Marruecos y California. Y me sentía culpable de formar parte de este fenómeno humano de destrucción. Así que me pregunté a mi mismo si seríamos capaces de descubrir nuestro mundo sin dejar rastro. Sentirnos libres desde la gravedad es una elegante manera de alcanzar la simbiosis con nuestro entorno natural. Yo desarrollo el concepto del dirigible para vivir en el cielo y movernos sin ninguna necesidad de infraestructuras como carreteras y aeropuertos. Propongo una experiencia total para conocer la naturaleza viajando en silencio y en estado de contemplación.
En su libro “Human Nature” dijo que la humanidad sería capaz de reinventarse y que eso daría lugar al nacimiento de una nueva era mucho más sensible con la naturaleza. ¿Estamos en el camino adecuado?
La actual crisis económica sólo es un aspecto de la crisis global sufrimos, una crisis de los valores fundamentales. Hasta hora el “tener” ha funcionado como motor de la felicidad. ¿Seremos capaces de salir del consumismo basado en modas y tendencias, en impulsos y frustraciones? Todas las crisis son dolorosas, pero también nos dan la oportunidad de hacer elecciones cruciales que pueden guiarnos a cambios individuales y colectivos. Además, la innovación sólo puede venir del ser humano. El diseñador, como actor con responsabilidades en este sistema, debería proponer nuevas perspectivas, sobre todo un nuevo modelo alternativo de consumo, en el cual deseo y responsabilidad vayan de la mano. Tenemos los medios, el conocimiento, la tecnología… Luego la reflexión es: ¿cuál es nuestro proyecto de vida?
Ya cuenta con muchos de los premios de diseño internacionales más prestigiosos; los últimos, los Wallpaper Design Awards 2010 por varios de sus productos. ¿Cómo digiere la fama?
La mía es una popularidad relativa. Aunque también es cierto que te otorga un nivel de influencia y de visibilidad que te permite iniciar proyectos que podrían ser vistos como extraños según los parámetros actuales.
De pequeño usted quería ser inventor. ¿Cree que ha cumplido su sueño?
Cuando era un niño era un tipo de sueño infantil, como por ejemplo el de ser astronauta. En cierta manera, es verdad que mi actual ocupación llena mi curiosidad y mi necesidad de crear. Aunque ahora mi máxima ilusión es que haya paz y amor.